MADRID 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
La patología degenerativa de la columna vertebral es la segunda causa de enfermedad crónica a partir de los 65 años, sobre todo las estenosis de canal, las hernias discales y las fracturas vertebrales y, aunque en muchos casos se puede operar, sólo uno de cada cinco pacientes (20%) se acaba sometiendo a una cirugía vertebral.
Así lo ha reconocido el director de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz de Madrid, Francisco Villarejo, con motivo del X Simposium Internacional de la Columna Vertebral que se celebrará a partir de mañana en este centro.
Entre los motivos más frecuentes de este bajo porcentaje de intervenciones están la presencia de comorbilidades incompatibles con la operación, la edad o las reticencias del propio paciente o sus familiares. "Existen aun muchas dudas sobre sus beneficios en esta etapa", ha apuntado este experto.
Además, los hospitales públicos muchas veces se ven "saturados" por otras patologías como tumores o hemorragias cerebrales, según ha reconocido Villarejo, lo que hace que "la columna cerebral esté un poco en lista de espera".
Sin embargo, el uso de tratamientos conservadores centrados en microcirugías en la zona afectada hace que el tratamiento quirúrgico sea una realidad en pacientes de más de 70 años, en lugar de hacer operaciones "más agresivas, que incluyen la colocación de tornillos y barras y pueden tener muchas complicaciones", ha añadido el doctor Marcelo Budke, también de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz.
Este experto ha rechazado también la posibilidad de que actualmente la edad siga siendo un motivo para rechazar la cirugía. "Por la edad nunca se puede rechazar a un paciente", ha insistido, reconociendo haber operado hasta a personas de 98 años y recibir pacientes que vienen de otros centros en los que le han dicho que "no merece la pena operar".
De hecho, cada día hay más pacientes mayores de 65 y de 80 años que han quedado satisfechos con las cirugías selectivas microquirúrgicas para el tratamiento de la estenosis de canal lumbar y hernias discales.
Uno de ellos, Luis Vallés, de 84 años, "arrastraba" una estenosis de canal desde los 40 años hasta que fue operado hace un año por el equipo del doctor Villarejo. "Entré en silla de ruedas y salí andando", ha explicado el paciente, quien ha admitido haber "recuperado su vida", en la que hace natación y camina "sin ningún dolor".
UNO DE CADA TRES SUFRE DEPRESIÓN
De hecho, el doctor Budke reconoce como "el dolor es lo que más afecta a la calidad de vida de estos pacientes", hasta el punto de que un 32 por ciento de los pacientes con dolor en la columna persistente tiene asociada una situación de depresión, mientras que el 35 por ciento experimenta ansiedad y un 43,3 por ciento sufre problemas de insomnio como consecuencia de los dolores.
Además de la aparición de nuevas técnicas, como la descompresión microquirúrgica, que separa las vértebras gracias a espaciadores que hacen que el canal vertebral se pueda abrir progresivamente, los nuevos avances tecnológicos también han permitido evolucionar en las técnicas endoscópicas con la aparición de endoscopios modernos dotados de mejor iluminación y magnificación.
"Llevan cámaras de video de alta definición con visualización en 3D. Además, permiten el uso de sondas de láser y de radiofrecuencia a través de los canales de trabajo. Por otra parte, se ha mejorado notablemente el conocimiento de la anatomía 3D de la columna espinal", ha comentado Fernando Casteller, del Servicio de Neurocirugía del Hospital La Paz de Madrid.
El futuro, según han coincidido los doctores Villarejo y Carceller, se encamina hacia la utilización de técnicas de menor trauma quirúrgico, principalmente a través de técnicas percutáneas con cirugía mínimamente invasiva.
"El objetivo es reducir las incisiones y el riesgo de infecciones para facilitar la pronta recuperación de los pacientes", ha añadido el doctor Villarejo.
No obstante, este experto también reconoce que en estos momentos la crisis también puede acabar afectando a la aplicación de estas técnicas. "También entra en juego el problema del dinero y es que, aunque estos tratamientos no son caros, también tienen un precio", ha aseverado.