Solo el 3,6% de la cocaína y el 1,6% de anfetaminas consumidas en España son puras

Presentación de los datos de Energy Control sobre análisis de drogas
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 28 mayo 2013 15:22

Energy Control alerta de la aparición de drogas tras detectar 68 nuevas sustancias

BARCELONA, 28 May. (EUROPA PRESS) -

Solo un 3,6% de las dosis de cocaína y un 1,6% de las de anfetaminas que se consumen en España no han sido adulteradas y permanecen totalmente puras, según los datos de análisis de drogas que realiza anualmente el proyecto Energy Control de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD).

La coordinadora estatal de Energy Control, Núria Calzada, ha destacado este martes el "desconocimiento y desinformacion" relativo al consumo de drogas entre la mayoría de los usuarios, en un contexto en el que lo más preocupa es la aparición de nuevas drogas hasta ahora desconocidas, también utilizadas para realizar estas adulteraciones.

Tras el análisis de más de 3.100 muestras de diferentes drogas, los expertos han señalado que en el 57% de las muestras de cocaína también se hallaron restos de levamisol --un antiparasitario utilizado en veterinaria-- y en más del 40% fenacetina --un analgésico retirado del mercado español por sus efectos tóxicos-- y cafeína; mientras que en una de cada cuatro muestras de anfetamina o speed se ha comprobado que no hay ningún porcentaje de dicha sustancia, lo que representa un engaño para el comprador.

Los análisis realizados en 2012 han permitido identificar hasta 291 sustancias diferentes presentes en las drogas, de las que 68 podrían considerarse nuevas, una tendencia que obliga a estar a la expectativa, ya que se apunta a un desplazamiento hacia alternativas al éxtasis, la cocaína o los cannabinoides sobre las que existe poca literatura científica y por tanto con efectos secundarios desconocidos.

El programa Energy Control ha detectado también leves reajustes a la baja en los precios, un incremento de las personas que se dedican al tráfico de estupefacientes como medio de subsistencia y el desplazamiento hacia drogas más baratas --como pasar de consumir cocaína a speed--, unas tendencias que pueden relacionarse con la crisis.

A pesar de ello, Calzada ha descartado que puedan establecerse consecuencias claras, ya que existen estudios que apuntan a que la crisis lleva a un aumento del consumo de drogas, pero también a una reducción fruto de la pérdida de poder adquisitivo, y en todo caso la mayor adulteración de las drogas para mantener los márgenes de beneficio es solo una "hipótesis".

El subdirector general de Drogodependencias de la Generalitat, Joan Colom, ha indicado que la crisis sí afecta a una reducción del consumo esporádico y recreativo de drogas, aunque el consumidor habitual también tiene más riesgo de profundizar en su adicción.

Colom ha evidenciado que pretender que la gente no consuma drogas es una "utopía", por lo que el trabajo de prevención también debe enfocarse a retrasar el inicio de esta práctica y a reducir el daño y el riesgo, para lo que programas como el Energy Control --iniciado en 2005-- permiten acceder a un perfil que habitualmente no tiene contacto con los centros de prevención ni el sistema sanitario.

"Todas las sustancias presentes en el mercado negro son susceptibles de ser adulteradas y los consumidores se enfrentan a riesgos", ha resumido Calzada, por lo que se hace necesario un seguimiento de esta realidad para detectar alertas y actualizar tendencias y nuevos patrones de consumo.

El director de área de drogas de ABD, Josep Rovira, ha destacado por su parte que la adulteración y la exposición a sustancias desconocidas "aumentan el riesgo del consumo de las propias drogas", como relaciones sexuales no protegidas, y por ello ha defendido la vigencia de programas de este tipo para conocer la situación real.