MADRID 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
La soledad, como los catarros, es contagiosa, según sugiere un estudio de las universidades de Chicago, California-San Diego y Harvard en Estados Unidos que se publica en la revista 'Journal of Personality and Social Psychology'.
Los investigadores han utilizado datos longitudinales de un estudio a gran escala que ha seguido la salud de los participantes durante 60 años y han descubierto que las personas solitarias tienden a compartir su soledad con otras. De forma gradual con el paso del tiempo, un grupo de personas solitarias desconectadas se mueve hacia los márgenes de las redes sociales.
Según explica John Cacioppo, de la Universidad de Chicago y coautor del estudio, "detectamos un extraordinario patrón de contagio que lleva a las personas a moverse a los límites de la red social cuando se vuelven solitarios. En la periferia las personas tienen menos amigos, por lo que su soledad les conduce a perder los pocos vínculos que les quedan".
Antes de que las relaciones se deshagan, las personas de la periferia transmiten sentimientos de soledad a los amigos que les quedan, que también se vuelven solitarios. "Estos efectos de refuerzo significan que nuestro tejido social puede deshilacharse en los bordes, como una hebra que se afloja al final de un jersey de ganchillo", explica Cacioppo.
En el trabajo se examinaron los registros del Estudio del Corazón Framingham, que incluye a personas de esta localidad de Massachusetts desde 1948. El grupo original, que incluye a más de 5.209 personas, se estudió en su inicio relación a los riesgos de enfermedad cardiovascular y se ha ampliado con sus hijos y nietos y otros grupos incluidos para aumentar su biodiversidad. La investigación sobre la soledad se centró en la segunda generación del estudio, que incluye a 5.124 personas.
Los investigadores construyeron gráficas que representaban los antecedentes de amistad de los sujetos e información sobre sus informes de soledad y pudieron determinar un patrón de soledad que se expandía a medida que las personas decían tener cada vez menos amigos cercanos. Los datos mostraban que las personas solitarias 'infectaban' a las personas de alrededor con la soledad y que estas personas se movían a los límites de los círculos sociales.
Los datos mostraron que los vecinos próximos en la encuesta que experimentaban un aumento de un día de soledad a la semana impulsaban un aumento en la soledad entre sus vecinos que eran sus amigos cercanos. La soledad se expandía a medida que los vecinos pasaban menos tiempo juntos.
En el estudio las mujeres eran más propensas que los hombres a 'contagiarse' con la soledad de los otros. Las personas con probabilidades de convertirse en solitarias eran más propensas a que esto estuviera causado por los cambios en las redes de amistad que a cambios en las redes familiares.
La investigación también muestra que a medida que las personas se vuelven solitarias se convierten en menos confiados y se desarrolla un ciclo que hace más difícil formar amistades. Las sociedades parecen desarrollar una tendencia natural a deshacerse de personas solitarias, algo que se ha comprobado en monos, que tienden a dirigir a los miembros del grupo que han sido a eliminados de una colonia y después reintroducirlos.
"La sociedad podría beneficiarse al dirigirse con firmeza a la gente de la periferia para ayudarla a reparar sus redes sociales y crear una barrera protectora contra la soledad que pueda mantener la red completa sin desmadejarse", concluye Cacioppo.