MADRID 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
El control del crecimiento tumoral podría estar relacionado con el sistema inmunitario innato (y especialmente los neutrófilos, implicados en el proceso de inflamación), y no sólo con el sistema inmunitario adquirido (linfocitos e inmunoglobinas, principalmente), sobre el que se dirigen actualmente todos los esfuerzos de investigación para combatir esta dolencia, según afirman las conclusiones de un estudio elaborado por expertos de la Universidad Complutense de Madrid y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).
En este sentido, la investigación mantiene que el crecimiento de los tumores sólidos (la gran mayoría de los tipos de cáncer, a excepción de leucemias y linfomas) puede ser descrito según un modelo matemático que implica que la inflamación, si es aguda, puede ser el mecanismo a través del cual se controle el crecimiento de estos tumores hasta llegar incluso a su eliminación.
Para demostrar su hipótesis, el equipo ha revisado más de 440 artículos científicos centrándose en el papel de los neutrófilos en el control y potencial cura del crecimiento tumoral. La inflamación ha sido considerada habitualmente como un proceso que puede favorecer la proliferación de las células tumorales. Esto es así, en el caso de la inflamación crónica, que se suele combatir clínicamente.
Sin embargo, cuando la inflamación es aguda los neutrófilos son capaces de competir por el espacio con las células tumorales y producir así la detención de su crecimiento incontrolado y su posterior necrosis, señala el estudio, publicado en la revista 'Medicinal Research Reviews'.
A este respecto, los investigadores hablan de un "umbral" en cuanto al número de neutrófilos que circulan en la sangre (y, por tanto, en la intensidad de la inflamación) para que éstos sean capaces de controlar el crecimiento de la masa tumoral y curar potencialmente esta enfermedad.
"Las evidencias presentadas en todos estos artículos en cuanto a la capacidad antitumoral de los neutrófilos son muy claras, aunque todavía es necesaria la realización de nuevos ensayos clínicos para validar esta hipótesis que podría suponer un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer", explicó Antonio Brú, uno de los autores del estudio.