Los doctores imputados podrían interponer denuncias individuales y colectivas por las acusaciones de mala praxis que pesaron sobre ellos
MADRID, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -
El doctor Luis Montes, cesado como coordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés a raíz de unas denuncias anónimas sobre presuntas sedaciones irregulares, aseguró hoy que, por su parte, "no va a existir perdón" por las acusaciones de mala práctica que se vertieron sobre él y el resto de los médicos imputados por este caso, ya archivado.
"A quien deben pedir perdón las autoridades sanitarias y la presidenta regional es a los usuarios", dijo en rueda de prensa tras conocer el fallo de la Audiencia Provincial de Madrid que confirma el sobreseimiento de la causa y no advierte una mala práctica médica en los médicos que fueron imputados.
Acompañado de otros facultativos apartados de sus puestos en el centro sanitario, Montes aseguró que ahora empieza "el tiempo de la reparación" y exigió que, "al igual que se hizo una campaña de acoso pagada por la Consejería de Sanidad", haya otra dirigida a "rehabilitar" el buen nombre de los facultativos perjudicados por este caso y también del hospital.
CONSECUENCIAS EN EL TRATAMIENTO DE TERMINALES
Montes auguró que, tras el auto de la Audiencia Provincial de Madrid, habrá "denuncias y querellas individuales y colectivas" por las acusaciones de mala práctica médica que pesaron sobre él y otros médicos colaboradores suyos en el Hospital Severo Ochoa.
A este respecto, apuntó que "han sido cesados cinco jefes de servicio, tres supervisores y a los trabajadores que en protesta iban a las concentraciones recibieron cartas de amonestación para abrirles expediente".
"Han sido unos años duros, no sólo por una represión al servicio de Urgencias sino también por el acoso a todos los profesionales que de alguna forma han defendido el buen hacer del hospital", aseguró Montes, que sigue trabajando en el centro sanitario de Leganés como anestesista.
Asimismo, este doctor enmarcó el caso Severo Ochoa en una estrategia de "agresión contra la sanidad pública" que ha derivado en una "pérdida de confianza de los pacientes" en el hospital y, en lo referente a la sedación de los enfermos terminales, en "una omisión de tratamientos en los síntomas al final de la vida" que presentan esos enfermos. "Eso sí que es mala práctica", advirtió Montes.