MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las altas temperaturas y la humedad que se pueden llegar a alcanzar en la temporada estival hacen de cualquier actividad física un deporte de riesgo. Para prevenir posibles lesiones, la Sociedad Española de Traumatología del Deporte (SETRADE) ha elaborado una serie de consejos para la práctica de deportes al aire libre que han sido recopilados por el vocal de la sociedad, el doctor Fernando Ávila España.
En este sentido, la SETRADE recomienda controlar los factores de la temperatura y la humedad, ya que a partir de 32º C y una humedad relativa del 80%, el cuerpo no evapora agua a través del sudor y no hay pérdida de calor. Son, por tanto, condiciones en las que se debe evitar la práctica de ejercicio físico.
En cuanto al viento y el sol, mientras que el flujo de aire sobre la piel facilita la pérdida de calor, las radiaciones solares incrementan la temperatura del cuerpo de forma directa. Además, debemos ser especialmente cuidadosos con la piel ante el riesgo de quemaduras y cánceres
Para favorecer la pérdida de calor corporal deberá utilizarse la mínima ropa posible, fabricada con fibras naturales, holgada y de colores claros. También se recomienda el uso de gafas de sol adecuadas y gorra. Por otro lado, la ingesta de agua antes, durante y después del esfuerzo físico es esencial para evitar la deshidratación.
LESIONES EN PLAYA Y MONTAÑA
En cuanto a las lesiones, las más habituales del verano relacionadas con la playa y la montaña son: contusión y torcedura, en las que se recomienda aplicar hielo y vendar; esguince, que debe vendarse y elevar el miembro lesionado; luxación, aplicar frío e inmovilizar la zona; calambre o contractura, estirar el músculo y masajear, y fracturas, que se han de inmovilizar con una férula.
Asimismo, las lesiones pueden tener especial importancia si suceden dentro del agua, ya que perdemos la capacidad de localizar el origen del sonido y podemos, por tanto, correr el riesgo de ser arrollados por barcos o motos. La lumbalgia del escafandrista debido a la carga de las botellas de buceo y los accidentes al tirarse al agua sin calcular la profundidad del fondo son algunos de los principales problemas a tener en cuenta.
Por último, entre los signos que alerta de un golpe de calor están la irritabilidad, confusión, inestabilidad emocional, fatiga en reposo, escalofríos, piel de gallina, nauseas y vómitos. Para prevenirlo, se recomiendan descansos frecuentes durante la actividad, permanecer en la sombre e ingerir líquidos fríos. Una vez que ha comenzado el golpe, es necesario enfriar inmediatamente al paciente, sumergiéndolo en una bañera de agua fría y trasladarlo a un centro hospitalario.