MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) trabaja en una serie de documentos donde analiza el impacto devastador de la guerra en la salud pública, el primero, titulado 'El agua potable en un conflicto bélico. Un derecho denegado', muestra hasta qué punto puede afectar a la salud limitar drásticamente el suministro de agua potable, como ocurre en la Franja de Gaza.
La sociedad llama de manera urgente a la comunidad internacional e insta a la adopción de medidas concretas para detener los ataques a las infraestructuras de agua en situaciones de conflicto, ya que estos ataques deliberados e indiscriminados pueden constituir una violación del derecho internacional humanitario.
Por otro lado, SESPAS pide construir un sector de agua, saneamiento e higiene (WASH, por sus siglas en inglés), capaz de proporcionar sistemáticamente servicios de agua y saneamiento de alta calidad en situaciones de emergencia. Así pues, es necesario que este sector desarrolle la capacidad técnica, operativa y de personal para hacer frente a crisis cada vez más complejas.
Por último, afirma que "es necesario vincular las respuestas humanitarias que salvan vidas con el desarrollo de sistemas sostenibles de agua y saneamiento para todos". "Para ello es necesario construir sistemas que garanticen el derecho al agua potable y al saneamiento y prevengan los brotes de enfermedades. Ello exige que las organizaciones humanitarias y de desarrollo colaboren desde el principio para establecer sistemas resilientes", afirma.
Durante los conflictos, señalan, "algunas de las estrategias militares incluyen bloquear el acceso de la población civil a pozos o fuentes, utilizar el agua como chantaje, o atacar infraestructuras de agua y de saneamiento para que la población se vea obligada a huir". En ocasiones, añaden, "las milicias detienen la circulación del agua, o incluso tiran cadáveres humanos o de animales a los pozos para contaminarla".
Es especialmente preocupante el caso de la Franja de Gaza, donde hay más de dos millones de personas encerradas, y más de la mitad son menores de edad, y donde hay una limitación drástica en el suministro de agua potable, incrementado por el conflicto bélico en el que se encuentra. SESPAS ya alertaba de la delicada situación de este territorio en un comunicado el pasado mes de octubre, donde denunciaba que el estado de sitio de la Franja de Gaza abocaba a una grave emergencia epidémica.
Sin agua, "la salud, la nutrición, la seguridad y la educación de los niños corren peligro, ya que quedan expuestos a enfermedades prevenibles como la diarrea, la fiebre tifoidea, el cólera y la poliomielitis; corren el riesgo de sufrir desnutrición; son vulnerables a la violencia sexual cuando van a por agua o se aventuran a usar letrinas; y se exponen a una afrenta a su dignidad cuando se bañan y gestionan su higiene menstrual", advierte el nuevo documento de SESPAS.
Se calcula que cerca de un millón de personas fallecen cada año a causa de enfermedades diarreicas contraídas como resultado de la insalubridad del agua. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, estas enfermedades se pueden prevenir. Según el reciente informe de UNICEF, Agua bajo el fuego, los niños menores de cinco años tienen 20 veces más probabilidades de morir a causa de muertes relacionadas con la diarrea producida por la falta de acceso al agua potable y el saneamiento que por los efectos directos de la violencia.
Si bien este primer volumen de SESPAS se ha centrado en el agua y saneamiento, a lo largo del 2024 se completará con otras necesidades de salud pública afectadas por la guerra. El próximo tratará sobre la salud mental en situaciones de conflicto.