BOSTON, 27 Mar. (OTR/PRESS) -
Por extraño que parezca, el ser humano no siempre tiende a preferir sentir emociones agradables, como el entusiasmo, en lugar de la ira. Todo depende del objetivo que se persiga, o al menos eso es lo que ha demostrado un equipo de psicólogos de la Universidad de Boston y de Stanford. Ayudándose de varios videojuegos, observaron que cuando los participantes del experimento se exponían a algún juego violento, intentaban antes enfadarse para poder obtener mejores resultados que el resto.
Las sospechas de los psicólogos se confirmaron. Las personas prefieren experimentar sentimientos que les puedan ser útiles para algo, aunque estos no sean especialmente positivos, como el enfado o la ira. Los responsables del estudio, Maya Tamir y Christopher Mitchell, de la Universidad de Boston, y James Gross, de la Universidad de Stanford, han plasmado su investigación en un estudio recogido por otr/press, que aparecerá en el número de abril de la revista Psychological Science.
En él, revelan el método que utilizaron para confirmar la hipótesis de la que partían, de forma que se apoyaron en varios videojuegos para estudiar las emociones de los participantes en la investigación. Para ello, tenían en su haber dos tipos de juegos bien distintos en cuanto a sus objetivos: 'Soldier of Fortune', en el que el jugador tiene que disparar y matar a sus enemigos, y 'Diner Dash', cuyo objetivo no es otro que guiar a una camarera a servir a sus clientes.
Los psicólogos comprobaron que aquellos que se disponían a jugar al videojuego violento, preferían llevar a cabo actividades que les ayudaran a adquirir un nivel de ira apropiado, como escuchar música que indujera a estar enfadado o recordar episodios pasados de su vida en los que sintieron de esta manera. Por el contrario, aquellos a los que se le comunicó que se disponía a protagonizar el otro videojuego prefirieron decantarse por actividades más placenteras.
BENEFICIOS DE LA IRA
Tras comprobar estas preferencias de los participantes, los investigadores pasaron a analizar si, realmente, un estado de ánimo acorde al objetivo del videojuego provocaba mejores resultados que en el caso contrario. Para ello, asignaron al azar a los que presentaban un estado de ánimo más agresivo, los pacíficos y los neutrales a cualquiera de los dos videojuegos.
Y los resultados no decepcionaron a los psicólogos. Los participantes enfadados obtuvieron en el videojuego violento mejores resultados que el resto, de forma que mataron a un mayor número de enemigos. Pero su ira no les sirvió de la misma manera a la hora de jugar a la otra opción, de forma que sus resultados fueron peores que los que presentaban una actitud positiva.
Por ello, los psicólogos llegaron a la conclusión de que el estado de ánimo que prefieran presentar las personas depende de "lo que puedan sacar de él" en un momento dado.