MADRID 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha firmado este viernes la Declaración de Madrid junto al director de la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa, Hans Kluge, un documento que plasma el compromiso con el fortalecimiento de la respuesta de los sistemas sanitarios a la violencia contra mujeres y niñas.
La declaración, resultado de las jornadas '¡Yo te creo!', que el Ministerio de Sanidad ha acogido este jueves y este viernes, asevera que la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos y una emergencia de salud pública que exige una acción urgente por parte del sector sanitario.
De este modo, recoge el compromiso por transformar en acciones los resultados del informe 'Atención, valentía, cambio: el liderazgo del sector sanitario en la lucha contra la violencia contra las mujeres y las niñas', así como los testimonios compartidos por las supervivientes y la experiencia aportada por organizaciones de la sociedad civil.
Basándose en todo ello, incluye cinco medidas concretas, dirigidas en primer lugar a tratar de eliminar la obligación que los profesionales médicos de algunos países tienen de denunciar los casos de violencia que afecten a supervivientes adultos legalmente competentes, con el fin de eliminar las barreras a la atención, teniendo en cuenta la autonomía de los supervivientes.
Junto a esto, pide garantizar que los servicios esenciales y vitales cuenten con todos los recursos necesarios y se presten dentro de un marco de rendición de cuentas sólido, con un apoyo integrado, basado en las necesidades y que afirme la autonomía de los ssupervivientes en todos los niveles del sistema de salud.
También aboga por formar a todos los proveedores de atención sanitaria para identificar y responder a la violencia desde la sensibilidad a las diferencias culturales, así como para que sepan reconocer y cuestionar los prejuicios de género perjudiciales. Otra de las medidas llama a recopilar y evaluar datos sobre la calidad, la cobertura, la disponibilidad y la accesibilidad de los servicios de salud para las mujeres y las niñas.
Por último, insta a asegurar que los servicios no sean discriminatorios y aborden las necesidades y barreras a las que se enfrentan las mujeres y niñas vulnerables y en situación de riesgo específicas, e incluir sus opiniones en el diseño de los servicios de salud destinados a ellas.