VALENCIA, 8 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Laboratorio de Neurobiología del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), que dirige Vicente Felipo, ha identificado algunos de los mecanismos que dificultan la capacidad de aprendizaje en ratas que han ingerido alimentos contaminados por sustancias tóxicas como metilmercurio, plomo o los PCBs (bifenilos policlorurados), según informaron hoy fuentes de la Generalitat.
El conseller de Sanidad, Rafael Blasco, subrayó "el interés de la sanidad pública valenciana por estudiar los efectos nocivos de la contaminación ambiental en la salud de los ciudadanos".
En este sentido, Blasco destacó "las investigaciones que se desarrollan en la Comunitat Valenciana dedicadas al estudio de las alteraciones del sistema nervioso como consecuencia de los alimentos que presentan sustancias tóxicas procedentes de la contaminación ambiental".
Fuentes de la Generalitat explicaron que la contaminación de los alimentos puede ocurrir como consecuencia de la contaminación ambiental que puede llegar a la cadena alimentaria a través del aire, del agua y del suelo, como ocurre en el caso de los metales tóxicos, los PCBs y de las dioxinas.
Las investigaciones desarrolladas en el Centro de Investigación Príncipe Felipe, dentro de un proyecto internacional en el que participan laboratorios de todo el mundo, tratan de identificar los efectos tóxicos provocados por la exposición a estos agentes neurotóxicos y clarificar sus mecanismos de acción.
El conseller de Sanidad explicó que la investigación sanitaria valenciana "ha demostrado en ratas que las sustancias tóxicas presentes en algunos alimentos contaminados alteran especialmente el desarrollo cerebral de los animales cuando todavía se encuentran en el vientre materno o cuando son recién nacidos".
AGENTES TÓXICOS
El Centro de Investigación Príncipe Felipe ha descubierto que el sistema nervioso es particularmente vulnerable a los agentes tóxicos durante su fase de desarrollo, incluso a niveles de exposición que no presentan efectos duraderos en el sistema nervioso adulto.
En este sentido, los resultados obtenidos mediante la experimentación en animales permiten indicar que los fetos y los recién nacidos son los más vulnerables ante las sustancias tóxicas y que sus efectos aparecen a niveles relativamente bajos.
El aumento de los casos que presentan deficiencias en el desarrollo embrionario ha motivado el estudio de los efectos de la exposición durante este período de tiempo a diversos contaminantes ambientales como son los PCBs o el metilmercurio.
Rafael Blasco señaló que la contaminación de los alimentos por sustancias químicas es "una preocupación para la salud pública a nivel mundial y la investigación sanitaria valenciana es un referente internacional en este campo de estudio".
Los contaminantes orgánicos liberados al medio ambiente son muy resistentes a la degradación y se degradan muy lentamente, por lo que se acumulan en el medio ambiente y llegan a la cadena alimenticia.
Estos contaminantes presentes en la cadena alimenticia pueden tener efectos perjudiciales sobre la salud humana y en particular sobre el desarrollo cerebral de los niños expuestos a estos contaminantes durante la gestación, la lactancia y las edades más tempranas, durante las cuales se produce la parte principal del desarrollo cerebral.
El Centro de Investigación Príncipe Felipe estudia también los efectos que produce la mezcla de los diferentes contaminantes presentes, a diferencia de las investigaciones tradicionales centradas en la actuación de cada agente tóxico por separado.