"Los fármacos no curan, disminuyen los problemas conductuales", explica la doctora Katya Rubiá
MADRID, 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
Técnicas de neuroimagen demuestran que los niños con trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad (TDAH) presentan un retraso en la maduración de algunas regiones del cerebro, zonas relacionadas con la atención y el autocontrol, que podrían ser el origen de este y otros trastornos psiquiátricos, según ha explicado la doctora Katya Rubiá, profesora en Neurociencias Cognitivas en el Instituto de Psiquiatría de Londres (Reino Unido).
Las investigaciones llevadas a cabo por su grupo investigador lo demuestran, explica en una entrevista Europa Press. "Nadie sabe por qué se produce el TDAH, lo que sí se ha demostrado a través de técnicas de imagen es que hay zonas más afectadas que otras, concretamente en las conexiones entre el lóbulo frontal y los ganglios basales, estas regiones (redesfrontosguiadas), son importante para la atención, el autocontrol, la atención y la motivación", afirma.
Se considera que el TDAH no tiene una causa única, sino que se da por una serie de factores biológicos y psicosociales que interactúan entre sí. Por un lado, una producción irregular en dos neurotransmisores como son dopamina y noradrenalina; y, por el otro, la predisposición genética, que se traduce en un riesgo del 57 por ciento de que el niño presente este trastorno si uno de los dos padres también lo tiene.
En este sentido, investigaciones acerca del origen del TDAH realizadas en las dos últimas décadas han hecho grandes progresos en la comprensión de las funciones del córtex prefrontal, en su implicación en los procesos de inhibición y autocontrol a través de las llamadas funciones ejecutivas y, por tanto, en su implicación en los procesos neuropsicológicos alterados subyacentes al TDAH.
Esta experta utiliza la neuropsicología, la genética, la manipulación farmacológica y la resonancia magnética para investigar los sustratos neuronales de las funciones cognitivas asociadas con la atención y la impulsividad en el desarrollo normal y en especial en trastornos infantiles como el TDAH y otros trastornos conductuales.
Dado que los síntomas que sufre el niño con TDAH van más allá de los síntomas nucleares del trastorno (hiperactividad, falta de atención o de impulsividad), en la actualidad se establece que el tratamiento correcto del TDAH pasa por su abordaje multimodal. Esto supone la realización simultánea y coordinada de aproximaciones terapéuticas farmacológica, psicológica, psicopedagógica y psicosocial.
El fármaco más utilizado es un psicoestimulante, el metilfenidato, que aumenta los niveles de dopamina. Aunque, en los últimos años se están estudiando nuevos bioquímicos. No obstante, recuerda, "los fármacos no curan, disminuyen los problemas conductuales", hasta el punto de que "en el 70 por ciento de los pacientes los fármacos disminuyen los problemas conductuales hasta un 40 por ciento". Sin embargo, no los normalizan del todo y, al menos, "hay un 30 por ciento de niños que no responden a ninguna medicación", para estos caso se aplican sobre todo los tratamientos conductuales.
LOS MALOS DE LA CLASE
Este trastorno se caracteriza por la hiperactividad, falta de atención e impulsividad, pero va más allá ya que afecta a todas las áreas de la vida del paciente relacionadas con el desarrollo social y emocional. En la vida cotidiana, estos niños son incapaces de permanecer quietos y concentrados en una actividad, no atienden y tienen un mal comportamiento.
"Tienen grandes problemas con la atención sostenida, para concentrarse, se distraen con mucha facilidad y les cuesta atender a una cosa; tiene una falta de inhibición y problemas con la memoria a corto plazo; son impulsivos y no consideran las consecuencias de sus actos", explica.
Asimismo, presentan un retraso psicomotor, trastorno del lenguaje y dificultades en la grafía, que muchas veces se confunde con falta de interés o incapacidad del niño para aprender. A todo ello se le debe añadir su mala gestión de las emociones, que les lleva a tener problemas con sus compañeros y a que a menudo se les etiquete como 'los malos de la clase'. De hecho, señala Rubiá, "se ha observado que hasta un 50 por ciento de los presos han sufrido TDAH en la infancia".
Infradiagnóstico es alto, "en gran medida por el desconocimiento de los médicos de Atención Primara", explica, sin embargo es indispensable abordar cuanto antes su tratamiento porque es una enfermedad crónica.
Afecta entre el 3 y el 7 por ciento de la población infantil en España, según la Guía de Práctica Clínica en TDAH, del Ministerio de Sanidad. Se estima que más del 80 por ciento de los niños que presentan el trastorno continuarán padeciéndolo en la adolescencia, y cerca del 65 por ciento lo presentarán también en la edad adulta, aunque las manifestaciones del trastorno irán variando notablemente a lo largo de su vida.
Actualmente, esta experta está estudiando el uso de 'neurofeedback' en estos pacientes y ha observado que se han producido avances en este área, ya que "tanto en niños como adultos se ha comprobado que son capaces de activar las funciones deterioradas". Según explica se trabaja directamente con el paciente enseñándole a autorregular las regiones que no tiene completamente activadas.
No obstante, el tratamiento pasa por una atención multidisciplinar, apoyada por psiquiatras especialistas en niños y centros de atención donde se les ayude a modular el comportamiento, a través de fármacos y actividades conductuales. Además, ha añadido, es necesario aumentar la información y formación sobre este tema entre profesionales y la población general.