MADRID 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres que quedan embarazadas con un único feto tras la fertilización in vitro (FIV) o la inyección intracitoplásmica espermática (IEIC) tienen hasta cuatro veces más riesgo de que el bebé nazca muerto, según un estudio del Hospital Universitario de Aarhus en Dinamarca que se publica en la revista 'Human Reproduction'.
El estudio se realizó entre 20.000 embarazos únicos y descubrió cuatro veces más riesgo de fetos fallecidos entre las mujeres que habían pasado por la FIV/IEICI en comparación con aquellas que concebían de forma espontánea o después de un tratamiento de fertilidad que no implicaba la FIV/IEICI.
Sin embargo, los autores señalan que estos resultados deben ser interpretados con cuidado. Kirsten Wisborg, directora del estudio, explica que es importante recordar que el riesgo de muerte del feto sigue siendo muy bajo entre las mujeres embarazadas tras la FIV/IEICI.
"En esta fase no sabemos si el mayor riesgo en las mujeres embarazadas después de la FIV/IEICI se debe al tratamiento de fertilidad o a factores desconocidos pertenecientes a las parejas que pasan por el tratamiento. Esto necesita una posterior investigación", añade Wisborg.
Los investigadores analizaron los datos de un estudio en mujeres embarazadas que incluía información sobre mujeres que dieron a luz entre agosto de 1989 y octubre de 2006. En dos cuestionarios completados antes de la primera visita rutinaria a las 16 semanas de gestación se recogió información sobre antecedentes obstétricos como el tiempo de espera hasta el embarazo, los tratamientos de fertilidad, edad, tabaquismo, consumo de alcohol y café durante el embarazo, estado marital, educación y problemas fisiológicos.
Del total de 20.166 embarazos únicos en primerizas, el 82 por ciento se concibieron espontáneamente tras menos de 12 meses, el 10 por ciento tras más de un año participantes, un 4 por ciento tras algún tratamiento de fertilidad distinto a la FIV/IEICI y otro 4 por ciento tras este tipo de terapias. Se dieron un total de 86 casos de fetos fallecidos, lo que supone un riesgo global de 4,3 por cada 1.000 embarazos.
El riesgo de mortalidad del feto en mujeres que concibieron tras la FVI/IEICI fue del 16,2 por 1.000; en mujeres con otros tratamientos de fertilidad del 2,3 por 1.000; y en mujeres con embarazo en el primer año y tras un año, el riesgo fue del 3,7 y el 5,4 por 1.000 respectivamente.
Según señala Wisborg, hasta ahora se ha especulado mucho sobre que el mayor riesgo de resultados adversos, como la muerte fetal, en la reproducción asistida se podría deber a factores asociados a la infertilidad de las parejas.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que el riesgo era similar entre las parejas que concibieron tras un año, aquellas que lo hicieron gracias a tratamientos de fertilidad sin FIV/IECI y las parejas fértiles. "Esto podría indicar que el mayor riesgo de muerte fetal no se explica por la infertilidad y podría deberse a otros factores inexplicables como la tecnología implicada en la FIV/IECI o algunas diferencias fisiológicas en las parejas que requieren este tratamiento".