MADRID, 14 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de Reino Unido han demostrado que el bilingüismo tiene el mismo efecto positivo en el cerebro que el aprendizaje de una segunda lengua durante la edad adulta, y en condiciones similares a las de un hablante nativo cuando aprende su idioma materno.
En el estudio, publicado en la revista 'PNAS' y recogido por la plataforma Sinc, los científicos han mostrado el papel de la materia blanca, y han resaltado que la cobertura de mielina mejora tanto en personas bilingües, como en las que aprenden un segundo idioma.
Y es que, al analizar las imágenes cerebrales obtenidas de los participantes, los investigadores observaron que tanto unos como otros poseían los mismos grados de mielinización de los axones. Para ello, utilizaron un método de resonancia magnética denominada 'Diffusion-Tensor Imaging' (DTI), que analiza el movimiento de las moléculas de agua a través de la materia blanca del cerebro.
De esta forma, cuando detectaron una mayor dificultad del agua para moverse a través de la sustancia blanca, los investigadores supusieron que tenía un mejor 'aislamiento', es decir, una mayor mielinización de los axones.
MAYOR INTEGRIDAD EN VARIAS ZONAS DE LA MATERIA BLANCA
En este sentido, las imágenes mostraron una mayor integridad en varias zonas de la materia blanca en los estudiantes de la segunda lengua, similares a la que poseían los bilingües de toda la vida.
Por tanto, el bilingüismo de inmersión, incluso en bilingües tardíos, conduce a cambios estructurales que pueden aportar beneficios en la edad avanzada, proporcionando asistencia para la preservación de la estructura de materia blanca en el cerebro. Las ventajas que apuntan los investigadores son una mayor integridad de la materia blanca, correspondiente una mayor eficiencia en la transmisión de la información.
Según los investigadores, el siguiente paso lógico para esta investigación consistiría en la realización de un estudio longitudinal, en el que se escaneara la actividad de bilingües de temprana edad durante un período de 3 años (o incluso más). El objetivo, afirman, sería investigar la evolución temporal de estos efectos, y hacer una "gran balance" de los beneficios para el cerebro al aprender una segunda lengua en un entorno inmersivo.