cia" class="NormalTextoNoticia" itemprop="articleBody">
MADRID, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado por Keith Pugh, Shahrad Taheri, y George Balanos, todos de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, encontró que reducir la duración del sueño durante dos noches consecutivas conduce a una función vascular menos saludable y alteración del control de la respiración. El equipo discutirá el resumen de su estudio, titulado 'Los efectos de la restricción del sueño sobre el control respiratorio y vascular', en la reunión de Biología Experimental 2013, que se celebra entre el 20 y el 24 abril, en Boston (Estados Unidos).
Como los resultados se presentaron en una conferencia científica, deben ser considerados como preliminares, al no haberse sometido al proceso de revisión que se lleva a cabo antes de que sean publicados en una revista científica. Los investigadores trabajaron con ocho voluntarios adultos sanos de entre 20 a 35 años y para las dos primeras noches de estudio, hicieron que los participantes durmieran una noche de ocho horas y, a partir de ahí, en lugar de restringir el sueño por completo, les hicieron dormir sólo cuatro horas en cada una de las tres noches consecutivas.
Después de las dos primeras noches de sueño restringido, los investigadores encontraron una reducción significativa de la función vascular en comparación con la de tras las noches de sueño normal. Sin embargo, después de la tercera noche de restricción del sueño, la función vascular regresó a la línea base, posiblemente una respuesta de adaptación a la pérdida aguda del sueño, explica Pugh, líder del estudio.
En otras pruebas, los investigadores expusieron a los sujetos a niveles moderadamente altos de dióxido de carbono, que normalmente aumenta la profundidad y la tasa de respiración y el control de la respiración se redujo sustancialmente después de que los voluntarios perdieron horas de sueño. Los investigadores luego hicieron a estos voluntarios dormir diez horas cada noche durante cinco noches y, después de completar las mismas pruebas, los resultados mostraron que la función vascular y el control de la respiración habían mejorado.
Según Pugh, los resultados podrían sugerir un mecanismo detrás de la relación entre la falta de sueño y la enfermedad cardiovascular. "Si la pérdida aguda del sueño se produce repetidamente durante un largo período de tiempo, entonces la salud vascular podría estar aún más comprometida y, finalmente, mediar en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular", explica.
Del mismo modo, la pérdida de control de la respiración que los investigadores observaron podrían desempeñar un papel en el desarrollo de la apnea del sueño, que también se ha relacionado con la enfermedad cardiovascular. Pugh añade que algunas poblaciones que tienden a dormir periodos más cortos, como los ancianos, podrían estar en un riesgo aún mayor de sufrir estos efectos adversos para la salud.