PAMPLONA, 29 May. (EUROPA PRESS) -
El psicólogo clínico Iñaki Lorea advierte en su tesis doctoral de que "la adicción a la cocaína se ha convertido en un trastorno emergente que ha obligado a adaptar los programas de tratamiento contra este tipo de adicción, que tradicionalmente estaban experimentadas en la dependencia de la heroína o del alcohol".
Iñaki Lorea ha defendido su trabajo en la Universidad Pública de Navarra, donde ha presentado los resultados de un estudio clínico, psicopatológico y neurocognitivo con un grupo de 60 adictos en tratamiento en un centro de Pamplona.
Según datos del psicólogo, la prevalencia del consumo de cocaína ha pasado de un 3 por ciento en 1999 al 7 por ciento en el año 2006. Asimismo el consumo de cocaína es la primera causa del tratamiento por drogas en casos que consultan por primera vez, motivando el 41,7 por ciento de las admisiones a tratamiento.
En esta investigación, Iñaki Lorea analiza el perfil clínico, psicopatológico y neurocognitivo de un grupo de 60 adictos para concluir que "parece adecuado evaluar y tratar a cada adicto a la cocaína como un caso único, es decir, hay que diseñar los tratamientos adaptados a las necesidades clínicas de cada paciente".
Iñaki Lorea trabaja desde 1992 como psicólogo clínico en la Fundación Proyecto Hombre Navarra habiendo desempeñado funciones como responsable de formación de los equipos terapéuticos y del Programa Eunate de Tratamiento de adicciones a cocaína. Además desde el año 2002 dirige el Centro de Día Aldatu, especializado en el tratamiento ambulatorio de drogodependencias de la Fundación Proyecto Hombre Navarra.
El experto destaca que "el consumo de cocaína ha ido aumentando durante las últimas décadas, tanto en los Estados Unidos como en Europa, lo que ya se conoce como la epidemia de la cocaína"
Considera, por ello, que es un reto acondicionar los programa existentes a esta nueva situación "debido a las peculiaridades que presenta la adicción a la cocaína". "Nos enfrentamos a una sustancia con fama de inocuidad, que se administra por nuevas vías. Además es consumida por sujetos que no presentan el estigma social de la marginalidad, y tiene patrones de consumo ocasional e impulsivo que no se ajustan a los habituales en otras sustancias. Por último, el síndrome de abstinencia que produce, en muchas ocasiones, pasa inadvertido debido a su peculiar sintomatología", indica.
Esta situación "está obligando a reconceptualizar algunas nociones clásicas de las drogodependencias, como 'abuso' o 'síndrome de abstinencia' e integrar en el tratamiento los conocimientos derivados de la investigación neurocientífica". Así, los últimos hallazgos provenientes de éste ámbito subrayan "la relevancia de las disfunciones producidas por el abuso de la cocaína sobre los sistemas cerebrales del placer y motivación humana, y muestran un elevado índice de comorbilidad psicopatologiíta que acompaña a este trastorno adictivo".
Asimismo, se conoce que el consumo de cocaína incide en el funcionamiento de un complejo entramado de sistemas cerebrales implicados en el procesamiento de la información. "Este conocimiento ha impulsado la investigación sobre las alteraciones neurocognitivas que afectan a los adictos a la cocaína, aunque estamos lejos aún de establecer acuerdos sobre el tipo o magnitud de dichas alteraciones", añade.