MADRID 7 Sep. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, han descubierto en ratones que cuando aparecen los primeros síntomas del Alzheimer en el cerebro se produce un cambio en los ciclos del sueño, lo que de confirmarse en humanos podría convertirse en un síntoma predictor de esta patología neurodegenerativa.
Hasta ahora no se conoce con precisión cuáles son los factores que conducen al desarrollo de esta enfermedad, aunque ya se ha descubierto que cuando los pacientes presentan los síntomas de la enfermedad, como problemas de memoria o trastornos cognitivos, el Alzheimer ya está en sus etapas avanzadas.
Por eso desde hace tiempo varios equipos de investigación están tratando de dar con el mecanismo que conduce a la destrucción de neuronas que provoca la enfermedad.
Una de las teorías predominantes es que uno de los responsables de esta destrucción es la acumulación de una proteína, llamada beta-amiloide, que forma placas en el cerebro.
A raíz de esto, los resultados de este estudio que publica la revista 'Science Translational Medicine' han mostrado que cuando aparecían los primeros signos de estas placas en el cerebro los animales presentaron interrupciones "significativas" en su ciclo normal de sueño.
"Si las anormalidades de sueño comienzan en esta etapa tan temprana de la enfermedad de Alzheimer en humanos, estos cambios pueden ofrecernos una señal fácilmente detectable de la patología", ha reconocido el doctor David Holtzman, autor de la investigación.
Los ratones, explicó el investigador a la BBC, solían dormir durante 40 minutos durante cada hora del día. Sin embargo, cuando las placas de Alzheimer comenzaron a formarse en su cerebro, su duración promedio de sueño disminuyó a 30 minutos por hora.
Para confirmar que la proteína amiloide estaba directamente vinculada a los cambios en el sueño de los ratones, los científicos inyectaron a otro grupo de animales una vacuna contra la acumulación de beta-amiloide.
Estos ratones, explican los autores, "no desarrollaron placas en el cerebro, sus patrones de sueño siguieron siendo normales y los niveles de beta-amiloide en su cerebro continuaron aumentando y disminuyendo regularmente".
Sin embargo, Holtzman ha reconocido que por ahora los investigadores no saben cómo podrían presentarse estos problemas de sueño en los humanos. "Podría darse una reducción general en las horas de sueño o problemas para quedarse dormido, o algo totalmente diferente, estamos investigándolo".