MADRID 31 Jul. (EUROPA PRESS) -
La presencia de albúmina en la orina tiene una relación directa con posibles enfermedades cardiacas, de ahí que los cardiólogos deban utilizar "de forma más habitual" la prueba de la microalbuminuria para conocer el riesgo de los enfermos, sobre todo, con cardiopatía isquémica e insuficiencia cardiaca. Estas conclusiones se desprenden del estudio KORAL CARDIO, realizado por la Fundación Jiménez Díaz y el Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Según informaron ambas entidades en un comunicado, los resultados del estudio demuestran que a mayor nivel de albúmina en la orina, mayor es la incidencia de enfermedad cardiovascular en el enfermo. Concretamente, el 60% de los pacientes con microalbuminuria incluidos en el estudio sufría hipertrofia ventricular, mientras que esta anomalía sólo apareció en el 44% de los pacientes con niveles normales de albúmina en la orina.
La relación entre daño renal y riesgo cardiovascular también queda patente cuando se evaluó en el enfermo el riesgo que tiene de sufrir una cardiopatía isquémica (obstrucción de los vasos del corazón), enfermedad arterial periférica (bloqueo de las arterias de las piernas) y enfermedades cerebrovasculares.
El estudio incluyó a 2.700 enfermos del corazón, diabéticos y no diabéticos, con una edad media de 64 años y unas cifras de presión arterial de 160/94 mm Hg. En ambos casos, con diabetes o sin diabetes, los resultados mostraron que un 25,7% de pacientes consiguió eliminar la presencia de microalbuminuria al cabo de un año, porcentaje que ascendió al 27,5% entre los diabéticos y al 38,2% entre los no diabéticos pasados 24 meses.
Además, como indicó el doctor José Ramón González Juanatey, del Servicio de Cardiología del Hospital General de Santiago de Compostela y uno de los coordinadores del estudio, esta reducción se obtuvo "en todo tipo de pacientes independientemente de que tuvieran o no controlada su hipertensión".
El estudio puso de manifiesto también que los pacientes con microalbuminuria presentan una enfermedad cardiaca más preocupante que aquellos en los que no se ha detectado esta proteína en la orina. Además, en los primeros la intervención terapéutica debe ser "más estricta y rigurosa" para evitar, por ejemplo, un nuevo infarto.