WASHINGTON, 13 May. (OTR/PRESS) -
Los efectos nocivos a largo plazo del consumo de marihuana incluyen el riesgo de ataques cardíacos e infartos además de los ya conocidos de perjuicios sobre la capacidad de aprendizaje y la memoria. Uno de sus componentes químicos, el tetrahidrocannabicol (THC), puede provocar ese tipo de efectos vinculándose a los receptores de los cannabinoides situados en varios tipos de células de diversos órganos.
Los científicos han encontrado ese tipo de receptores en muchos órganos, incluidos el cerebro, el corazón, el pulmón, el riñón y el bazo. En este estudio, publicado en la edición digital de la revista 'Molecular Psichiatry', los investigadores indagaron en determinar si un consumo intensivo de marihuana podría ser asociado con cambios en diferentes proteinas de la sangre con objeto de chequear si las anomalías en las proteinas identificadas podían relacionarse a otros efectos secundarios de la marihuana.
El estudio fue realizado sobre 18 consumidores habituales y veteranos de marihuana y otras 24 personas no consumidoras de esta droga. No fueron incluidos sujetos que presentasen enfermedades psiquiátricas, hipertensión, daño cerebral, VIH o dependencia al alcohol u otro tipo de drogas. Las proteínas de la sangre fueron medidas en ambos grupos utilizando el nuevo método del chip de proteína, que tiene la capacidad de identificar nuevas proteínas objetivo.
UNA PROTEINA QUE AUMENTA EN CONSUMIDORES DE MARIHUANA
El análisis mostró que la apolipoproteína C-III mostraba un incremento significativo en consumidores de marihuana. Esta proteína forma parte de una familia que interactúa con los lípidos y les ayuda a salir y entrar de las células. Esta proteína está relacionada con el transporte de los trigliceridos y retrasa su interrupción.
Aún cuando no es posible entender todavía por qué se produce el incremento de esta proteína en los consumidores de marihuana, sí puede ser una de las razones de por qué los usuarios de esta droga ven incrementar su riesgo de infartos y ataques al corazón, según el estudio realizado por el Bayview Neuropsychiatry Branch, de Baltimore.