SEVILLA 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Especialistas españoles, portugueses y latinoamericanos reunidos en la Línea de la Concepción (Cádiz), en el marco del XXXVII Congreso Neumosur, han pedido este viernes una mayor presión legislativa para que las tabaqueras informen de la composición exacta de los cigarrillos y, particularmente, de las sustancias añadidas de forma artificial para modificar sus propiedades.
Según ha informado desde el comité organizador de este congreso, dichas sustancias están hoy día protegidas como "secreto industrial", a pesar de los "descubrimientos realizados" hasta la fecha que han permitido conocer que los cigarrillos "tienen ya más de droga de diseño que de tabaco".
Por ello, las sociedades científicas latinoamericana (ALAT), portuguesa (SPP) y del sur de España (Neumosur), han lamentado que tanto en países desarrollados como en otros en vías de desarrollo aún no exista un "control legislativo efectivo de una sustancia" que causa la muerte a más de la mitad de los que la consumen en sus dosis habituales.
De esta forma, han considerado "absolutamente necesario" que todo el proceso de fabricación de los cigarrillos, incluida la fase final conocida como el 'salseado', "y en la que se matizan las propiedades aromáticas y gustativas", sea "completamente transparente" para el público y para las autoridades sanitarias.
SUSTANCIAS COMO EL POLONIO
Han agregado que todas las investigaciones realizadas desde 1965 hasta hoy son concluyentes sobre la inclusión de aditivos para aumentar el grado de absorción de la nicotina y, por tanto, de adicción tabáquica, así como sobre la presencia "de sustancias radioactivas como el Polonio (Po), cuya radiación ejerce un importante efecto sinérgico con otros carcinógenos químicos del tabaco, llegando a incrementar desde 8,3 a 25 veces el riesgo de presentar cáncer de pulmón a lo largo de la vida, en relación con el no fumador".
Han proseguido también que un estudio reciente realizado en Estados Unidos ha "confirmado y ampliado" estos datos, aportando la conclusión de que la dosis radiactiva recibida por la población fumadora es "36 veces superior a la suma de la recibida por los trabajadores de todas las centrales nucleares de EEUU y a los de todas las instalaciones militares que utilizan energía nuclear".