Foto: PHILIPS
MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las personas con tensión elevada suelen tener menos preocupaciones, según ha mostrado una investigación, recogida por la plataforma Sinc, que ha sido liderada por investigadores de la Universidad de Jaén y la Universidad de Granada.
En concreto, el trabajo apunta que la predisposición a preocuparse se relaciona con la tensión arterial y la sensibilidad del reflejo barorreceptor, fundamental en la estabilización de la presión sanguínea y ejercido por receptores situados en las arterias aorta y carótida.
De hecho, estudios anteriores ya mostraron que cuando esta aumenta, o es alta, se produce una disminución en la percepción de dolor, las quejas somáticas musculoesqueléticas y la intensidad de las respuestas ante estímulos emocionales negativos.
Para llevar a cabo este trabajo, publicado en la revista 'Biological Psychology', participaron 57 mujeres, 36 con alta preocupación y 21 con baja preocupación, las cuales fueron seleccionadas a partir del 'Penn State Worry Questionnaire', que evalúa la tendencia general a preocuparse.
A partir de ahí, se midió la presión arterial sistólica y diastólica y la sensibilidad del reflejo barorreceptor durante un periodo de reposo, un periodo de preocupación autoinducida y durante la evocación de un reflejo defensivo mediante estimulación auditiva intensa.
De esta forma, los expertos comprobaron que las participantes de baja preocupación presentan una mayor presión arterial sistólica y diastólica y mayor sensibilidad del reflejo barorreceptor durante el periodo de reposo y el periodo de preocupación que los participantes de alta preocupación.
Además, durante la evocación del reflejo de defensa, los participantes de baja preocupación incrementaron en mayor grado su presión arterial (sistólica y diastólica) que los participantes de alta preocupación.
Del mismo modo, los resultados han mostrado que el rasgo de baja preocupación se asocia a una presión sanguínea más alta y a una mayor eficacia del reflejo barorreceptor, así como una mayor preocupación se relaciona con una tensión arterial más baja.
Además, también han revelado que los incrementos en la presión arterial durante la estimulación desagradable activan los barorreceptores, los cuales producen un efecto inhibitorio sobre el cerebro que reduce los estados emocionales negativos.
Finalmente, y a pesar del efecto 'protector' de la presión sanguínea alta sobre la preocupación y los estados emocionales negativos, los autores han recordado que la hipertensión es el principal factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y, aunque pueda tener beneficios secundarios, se debe de luchar contra ella.