MADRID 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de científicos, liderado desde la Universidad de Santiago de Compostela junto con las universidades de Tennesse, Arkansas (Estados Unidos), ha realizado un estudio en el que demuestran que las personas que leen las etiquetas nutricionales se mantienen más delgadas.
En concreto, los resultados indican que el índice de masa corporal de aquellas consumidoras que leen las etiquetas es 1,49 puntos menor que el de las que nunca consideran dicha información a la hora de hacer la compra. Esto supone una reducción de 3,91 kilogramos para una mujer estadounidense de 1,62 centímetros de altura y 74 kilogramos de peso.
Los datos se tomaron de la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS), recogida por los Centro Americano para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC). Para ello, se recopilaron 25.640 observaciones con indicadores de salud, hábitos de consumo y de compra, entre los que se encontraban varias preguntas sobre la lectura de la información nutricional en los supermercados, y la frecuencia de misma.
"Primero analizamos cuál es el perfil de las personas que leen el etiquetado nutricional en el momento de la compra de alimentos y, posteriormente, su relación con el peso de los individuos", ha explicado a la plataforma Sinc la autora principal del estudio que publica la revista Agricultural Economics, María Loureiro.
Asimismo, los investigadores han encontrado diferencias "muy significativas" entre los consumidores que leen las etiquetas y aquellos que no lo hacen. Por un lado, el estudio ha recogido que la población fumadora examina mucho menos esta información.
Según la investigadora, "su estilo de vida contiene ciertos hábitos poco saludables y, como consecuencia, los resultados indican que puede ser que no se preocupen tanto del contenido nutricional de lo que comen.
LOS QUE VIVEN EN LA CIUDAD LEEN MÁS LAS ETIQUETAS
Además, la población que vive en la ciudad --el 49 por ciento de la muestra--, es la que más tiene en cuenta el etiquetado nutricional, así como las personas que tienen estudios de enseñanza media --40 por ciento de los encuestados-- y los que tienen educación universitaria --17 por ciento de la muestra total--.
Por sexos, el 58 por ciento de los hombres lee habitualmente o siempre la información presentada en las etiquetas nutricionales, mientras que este porcentaje se incrementa hasta el 74 por ciento en las mujeres.
"El impacto asociado, en general, es mayor en las mujeres que en los hombres. En término medio, las mujeres que leen la información nutricional tienen un índice de masa corporal 1,48 puntos menor, mientras que esta diferencia es solo de 0,12 puntos en hombres", ha explicado la experta.
Por otra parte, la investigación recoge también diferencias étnicas significativas. En este sentido, son las consumidoras blancas las que más reducen su índice de masa corporal --en torno a 1,76 puntos--.
"Sabemos que esta información puede ser utilizada como un mecanismo de prevención hacia la obesidad. Hemos observado que leen más las etiquetas nutricionales las personas que viven en un ámbito urbano, con educación media o alta, como cabría esperar y, por tanto, se podrían diseñar campañas o políticas públicas que promuevan el uso del etiquetado nutricional también en menús de restaurantes y otros establecimientos públicos, para que se beneficie la población que come habitualmente fuera de casa", ha concluido Loureiro.