Pensar en el efecto del tabaco a largo plazo es saludable

Mujer fumando
Reuters
Actualizado: martes, 3 agosto 2010 13:06


MADRID, 3 Ago. (EUROPA PRESS) -

Pensar de forma regular en los efectos que produce el tabaco a largo plazo reduce los niveles de ansiedad de las personas fumadoras que intentan dejar el hábito a través de la regulación de dos regiones del cerebro separadas pero relacionadas entre sí, según las conclusiones de un estudio realizado por la profesora de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (Estados Unidos) Hedy Kober.

La investigación, publicada en la edición 'on line' de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', detalla como los fumadores que aprendieron y utilizaron este tipo de estrategias cognitivas mostraron un incremento en la actividad de la corteza prefrontal, una zona del cerebro asociada con el control cognitivo y el pensamiento racional.

Asimismo, el grupo de fumadores que pensó en las repercusiones del tabaco sobre su organismo para fumar menos mostró una reducción de la actividad del estriado, el área cerebral asociada con las adicciones a sustancias y el comportamiento de motivación y recompensa. "Estas interacciones demuestran que las personas fumadoras pueden de verdad controlar sus adicciones; sólo necesitan que les digan cómo deben hacerlo", explica Kober.

La ansiedad y el "mono" son los desencadenantes más habituales de las recaídas en las personas adictas a sustancias como la nicotina. En este sentido, algunos investigadores han apuntado que las personas adictas a esta y otras sustancias deberían mostrar daños en áreas como la corteza prefrontal, que además está implicada en el control de las emociones.

Sin embargo, el estudio de la profesora Kober contradice esta teoría, al menos en las personas fumadoras del estudio, donde la actividad de esta zona se incrementó y la ansiedad se redujo al utilizar estrategias cognitivas de autocontrol. "No se observó ningún tipo de discapacidad en la corteza prefrontal, lo que sugiere que el cerebro es capaz, cuando se le provoca, de activar las zonas de control emocional para reducir la ansiedad", señala la investigadora de Yale.