MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto "desproporcionadamente negativo" en los niños y adolescentes de entornos socioeconómicos más bajos, los que se enfrentaron a cierres prolongados de escuelas y los que carecían de estructuras de apoyo esenciales como la familia y los profesores, según un estudio publicado este miércoles por la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los datos también ponen de relieve que las escolares de más edad han experimentado más los efectos de la pandemia que los niños más pequeños, con un "marcado impacto" en su salud mental.
"La COVID-19 ha tenido un impacto desigual en los niños y adolescentes, en particular en los de entornos más desfavorecidos, cuyas escuelas estuvieron cerradas durante un largo periodo de tiempo, y que carecían de apoyo tanto en el hogar como en la escuela", ha lamentado el director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P. Kluge.
Para el máximo mandatario del organismo internacional en Europa, este estudio "exige medidas urgentes, como un mejor apoyo en el hogar, en la escuela y en sus actividades sociales y extraescolares". "Si abordamos estas disparidades y reforzamos el apoyo social, podemos crear un entorno que proteja el bienestar de nuestros niños y jóvenes durante y después de estas crisis", ha añadido Kluge.
Los efectos adversos de la pandemia se centraron principalmente en la salud mental, la actividad física y el rendimiento escolar. Sin embargo, se observaron algunos resultados positivos, sobre todo en la mejora de las relaciones con la familia y los amigos gracias a un contacto más estrecho en los hogares y otros entornos debido a las restricciones de movimiento físico.
Aunque la edad, el sexo y el nivel socioeconómico tuvieron cierta influencia, el estudio subraya que cuatro fuentes clave de apoyo social (la familia, los profesores, los compañeros de clase y los iguales) tuvieron una mayor repercusión a la hora de mitigar el impacto de la pandemia en los adolescentes.
Sin embargo, la OMS ve "alarmante" que los adolescentes de familias menos acomodadas tuvieran más efectos negativos por la pandemia en sus vidas, "incluso cuando recibían el mismo nivel de apoyo social que sus homólogos más ricos". "Esto subraya la urgente necesidad de apoyo adicional para las poblaciones vulnerables", han insistido al respecto.
El 30 por ciento de los jóvenes declaró un impacto negativo en su salud mental, y el 16 por ciento de los adolescentes una baja satisfacción vital, siendo las chicas las más afectadas. La proporción de baja satisfacción vital aumentó con la edad para ambos sexos, y la diferencia entre sexos se duplicó aproximadamente a los 13 y 15 años.
Una de las principales conclusiones del estudio es el papel fundamental del apoyo social para mitigar los efectos negativos de la pandemia en los jóvenes. El grado en que los adolescentes se sintieron afectados por la pandemia estuvo estrechamente ligado al apoyo que recibieron de la familia, los profesores, los compañeros de clase y los iguales.
Los que declararon impactos positivos tenían más probabilidades de haber recibido un alto apoyo social de las 4 fuentes, en comparación con los que declararon impactos neutros o negativos. El apoyo de la familia resultó ser el factor más influyente, seguido del apoyo de profesores y compañeros de clase, mientras que el apoyo de los compañeros desempeñó un papel comparativamente menor.
Por último, el estudio muestran el alcance de la duración de los cierres escolares en 22 países y regiones desde enero de 2020 hasta diciembre de 2022. Durante este periodo se produjo una media de 138 días de cierre de escuelas, lo que tuvo "un impacto significativo en la educación de los adolescentes y les supuso una inmensa presión escolar".
Los datos revelaron que casi la mitad de los adolescentes experimentaron una presión escolar sustancial, y que las niñas, los adolescentes de mayor edad y aquellos que se enfrentaron a más días de cierre escolar informaron niveles más altos de presión.
La investigación también apunta a un "fuerte vínculo" entre los cierres prolongados de escuelas y el aumento de la presión escolar, ya que cada 100 días de cierre se produce un aumento del 74 por ciento en la probabilidad de experimentar presión escolar.