MADRID 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los opiáceos empleados en el tratamiento del cáncer podrían fomentar su desarrollo, según dos estudios del Centro Médico de la Universidad de Chicago. Los resultados de la investigación se han hecho públicos en un foro celebrado en Boston (Estados Unidos) en el que han participado la Asociación Americana de Investigación del Cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos y la Organización Europea de Investigación y Tratamiento del Cáncer.
Aunque la morfina ha sido el tratamiento estándar para el postoperatorio y el dolor crónico en el cáncer durante dos siglos, un creciente número de estudios muestra que los analgésicos basados en opiáceos pueden estimular el crecimiento y expansión de las células cancerígenas.
Dos nuevos estudios demuestran cómo la protección de las células del cáncer de pulmón frente a los opiáceos reduce la proliferación, invasión y migración celular tanto en cultivos 'in vitro' como en ratones.
Según explica Patrick A. Singleton, "si se confirmara clínicamente, esto podría cambiar cómo practicamos la anestesia quirúrgica en nuestros pacientes de cáncer. Esto también sugiere posibles nuevas aplicaciones de esta nueva clase de fármacos que podrían ser exploradas".
Los investigadores comenzaron una serie de estudios para examinar muchos de los efectos periféricos de los opiáceos y los posibles beneficios de bloquear estos efectos.
En los estudios de laboratorio, la morfina puede promover de forma directa la proliferación de células tumorales e inhibir la respuesta inmune. Los investigadores descubrieron que los opiáceos también promueven la angiogénesis, el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, y disminuye el funcionamiento de la barrera cerebral, efectos que podrían empeorar las enfermedades en las que participan la pérdida vascular, incluyendo la lesión pulmonar aguda en los modelos experimentales.
Según los investigadores, en las instalaciones quirúrgicas, el menor funcionamiento de barrera podría facilitar a los tumores invadir el tejido y expandirse a lugares distantes. Además, el aumento de la angiogénesis ayuda a los cánceres a proliferar en una nueva localización.
En sus estudios los investigadores se centraron en los receptores opiáceos mu como reguladores del crecimiento y la metástasis tumoral y examinaron la capacidad del fármaco metilnatrexona (MNTX) para atenuar estos efectos. El MNTX, aprobado por las autoridades estadounidenses en 2008, bloquea los efectos secundarios de la morfina pero no interfiere con sus efectos sobre el dolor, que se centran en el cerebro.
Los investigadores utilizaron dos modelos diferentes de cáncer pulmonar de células pequeñas y mostraron que MNTX inhibía los efectos de los opiáceos que promueven los tumores. En un estudio utilizaron células de carcinoma bronquioloalveolar y MNTX bloqueó las señales oncogénicas y evitó la proliferación y migración de las células tumorales.
En otro estudio, en el que se emplearon células de carcinoma de pulmón Lewis, los ratones sin el receptor opiáceo mu no desarrollaron los tumores que sí desarrollaron los ratones a los que se inyectaron las células cancerígenas.
Después, los investigadores mostraron que MNTX reducía la proliferación de las células cancerosas alrededor del 90 por ciento en los ratones normales. Esto también evitó la invasión en las células en cultivo y el crecimiento y metástasis tumoral en los ratones. Los autores concluyen que los receptores opioides promueven el crecimiento, angiogénesis y metástasis tumoral en el cáncer de pulmón Lewis y que MNTX atenúa estos efectos oncogénicos.