MADRID 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos 35,6 millones de personas en el mundo viven con demencia, un dato que asegura se duplicará cada 20 años, llegando a los 65,7 millones en 2030 y 115,4 millones en 2050, siendo los países de bajos y medianos ingresos los más afectados.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este lunes, ha actualizado su informe dedicado en esta ocasión a la salud mental y personas mayores. Así, advierte de que el 20 por ciento de los adultos mayores de 60 año sufren de un trastorno mental o neurológico, siendo los más comunes dentro de los trastornos neuropsiquiátricos en este grupo de edad la demencia y la depresión.
Por otra parte, los trastornos de ansiedad afectan a 3,8 por ciento de la población de edad avanzada, los problemas de consumo de sustancias afectan a casi el 1 por ciento y alrededor de una cuarta parte de las muertes por autolesión se encuentran entre los mayores de 60 o superior.
Los factores que provocan un aumento de estos problemas en las personas mayores, destacan -"además de los acontecimientos estresantes típicos comunes a todas las personas"-, que "muchos adultos mayores pierden su capacidad para vivir de forma independiente debido a limitaciones físicas, el dolor crónico, debilidad u otros problemas mentales o físicos, y requieren algún tipo de atención a largo plazo".
Además, añade, "las personas mayores son más propensas a experimentar eventos como el duelo, una caída en el nivel socioeconómico con la jubilación o la discapacidad. Todos estos factores pueden resultar en el aislamiento, la pérdida de la independencia, la soledad y la angustia psicológica en personas mayores"; a esto hay que añadir que "son vulnerables al abandono físico y el maltrato", lo que puede provocar problemas psicológicos como la depresión y la ansiedad.
Ante esta situación, la OMS afirma que es "esencial" el reconocimiento precoz y el tratamiento de los trastornos mentales, neurológicos y de fondo en los adultos mayores, por tanto recomienda las intervenciones psicosociales y el uso de fármacos disponibles.
En el caso de la demencia, donde no existen medicamentos disponibles, la OMS la reconoce como "una prioridad de salud pública", y recuerda que "se puede hacer mucho para apoyar y mejorar la vida de las personas con demencia y sus cuidadores y familias". Así, además del diagnóstico precoz, recomienda optimizar la salud física y psicológica, incluyendo la identificación y el tratamiento, que acompaña la enfermedad física, aumentar la actividad física y cognitiva y la optimización de su bienestar.
Asimismo, demanda por el bien de la población afectada por algún trastorno mental, "un entorno legislativo adecuado y de apoyo sobre la base de las normas internacionalmente aceptadas de derechos humanos para garantizar la más alta calidad de los servicios a las personas con enfermedades mentales y sus cuidadores".
A nivel comunitario de Atención Primaria, afirma que es "crucial" para la salud mental de las personas mayores centrarse en la atención a largo plazo de los adultos mayores que sufren de trastornos mentales, así como para proporcionar a los cuidadores con la educación, capacitación y apoyo.