MADRID 17 Sep. (EUROPA PRESS) -
La dependencia de Europa de médicos y enfermeras formados en el extranjero tiene efectos dominó transfronterizos, según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la Región Europea, que ofrece un análisis oportuno y exhaustivo de la movilidad del personal sanitario, basándose en datos de las Cuentas Nacionales del Personal Sanitario, así como en estudios de caso detallados de nueve países (Albania, Armenia, Georgia, Irlanda, Malta, Moldavia, Noruega, Rumanía y Tayikistán).
Según señala el informe, entre 2014 y 2023, el número de médicos formados en el extranjero que trabajaban en la Región aumentó un 58 por ciento, y el de enfermeras formadas en el extranjero, un 67 por ciento. En el mismo período, la afluencia anual de médicos (nuevas incorporaciones al mercado laboral sanitario) casi se triplicó, y la de enfermeras se quintuplicó. Sorprendentemente, la mayoría de estos profesionales sanitarios se formaron fuera de Europa: el 60 por ciento de los médicos y el 72 por ciento de las enfermeras que llegaron en 2023 se formaron fuera de la Región.
"No se trata solo de cifras. Detrás de cada médico o enfermero migrante se esconde una historia de ambición y oportunidades, pero también, a menudo, de presión sobre las familias y los sistemas nacionales de salud que dejaron atrás", ha señalado la doctora Natasha Azzopardi-Muscat, Directora de la División de Políticas y Sistemas Nacionales de Salud de la OMS/Europa.
"La migración de personal sanitario es una realidad en el interconectado mercado laboral europeo, y debe gestionarse de forma más justa y sostenible", ya que este rápido crecimiento de la movilidad está generando nuevos desafíos. Algunos países, en particular en Europa oriental y meridional, "están perdiendo un gran número de médicos y enfermeras que se van a países vecinos, lo que agrava la escasez existente y socava la sostenibilidad de la fuerza laboral".
Al mismo tiempo, muchos países de Europa occidental y septentrional están adquiriendo una gran dependencia de profesionales formados en el extranjero. En Irlanda, por ejemplo, más de la mitad del personal de enfermería y el 43 por ciento de los médicos tienen formación extranjera.
Ante un déficit proyectado de 950.000 profesionales de la salud en la Región para 2030, el informe enfatiza que los países deben implementar políticas sólidas de retención y una mejor planificación de la fuerza laboral. "Estas medidas son cruciales para garantizar una fuerza laboral sanitaria sostenible tanto en los países donde se forman los trabajadores (países de origen) como en aquellos donde finalmente trabajan (países de acogida)", advierte la OMS.
"Como OMS, apoyamos, por un lado, mejores condiciones laborales en los países de origen y, por otro, una mayor autosuficiencia en los países receptores", ha explicado Tomás Zapata, Asesor Regional para Personal de Salud y Prestación de Servicios de la OMS/Europa.
"Por ello, seguimos apoyando a los gobiernos en la implementación de estrategias de retención, una mejor capacidad de planificación (incluido el modelado de la fuerza laboral), estrategias de financiación a largo plazo y reformas educativas para desarrollar una fuerza laboral que pueda responder a las cambiantes necesidades de salud actuales y futuras", ha añadido.
El informe muestra diversos patrones de movilidad dentro de las subregiones, entre países de altos ingresos y entre países vecinos. El idioma, la geografía y los sistemas de formación compartidos también influyen en la movilidad; por ejemplo, Alemania es la principal fuente de médicos formados en el extranjero en Austria, Suiza y Bulgaria, mientras que los médicos formados en Moldavia forman el mayor grupo extranjero que trabaja en Rumania.
Por otro lado, Rumanía, que durante mucho tiempo ha sido una importante fuente de médicos y enfermeras para otros países, ha logrado reducir la migración de médicos en los últimos 10 años, de 1500 médicos en 2012 a tan solo 461 en 2021. "Esto se debe principalmente a mejores salarios, formación y condiciones laborales en Rumanía", ha adviertido la OMS.
Asimismo, la República de Moldavia ha experimentado una disminución en las solicitudes de médicos que buscan trasladarse al extranjero; mientras que Irlanda, uno de los países que más depende del personal formado en el extranjero, ha ampliado las plazas de formación médica para estudiantes nacionales en un esfuerzo por fomentar su autosuficiencia.
El informe establece una serie de acciones que los países pueden adoptar, entre ellas invertir en capacitación nacional, fortalecer las estrategias de retención, alinear la educación con las necesidades del sistema de salud y promover el reclutamiento internacional ético mediante acuerdos bilaterales transparentes.
"La migración del personal sanitario es una realidad en nuestro mundo interconectado y globalizado, y tenemos las soluciones para garantizar que beneficie a todas las partes. Los países pueden aprender de las experiencias de los demás. Si no apoyamos la migración del personal sanitario de forma justa, corremos el riesgo de agravar las desigualdades sanitarias y de dejar a los ya frágiles sistemas de salud incapaces de afrontar la situación", concluye la Azzopardi-Muscat.