GINEBRA, 16 May. (Reuters/EP) -
La obesidad también contribuye al calentamiento global del planeta, ya que las personas obesas o con sobrepeso requieren más combustible para su transporte y el de los alimentos que consumen.
El problema empeorará a medida que la población literalmente "engorde", indicó un equipo de expertos de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Según un estudio de los investigadores Phil Edwards e Ian Roberts publicado en su último número por la revista 'The Lancet', esto se suma a la escasez de alimentos y al mayor precio de la energía. "Todos nos estamos volviendo más gordos y es una responsabilidad global --manifestó Edwards--. La obesidad es una parte clave del panorama general".
Al menos 400 millones de adultos en todo el mundo son obesos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en el 2015, 2.300 millones de adultos tendrán sobrepeso y más de 700 millones serán obesos.
En su modelo, los investigadores vincularon a un 40 por ciento de la población global con la obesidad, con un índice de masa corporal cercano a 30. Muchas naciones se están acercando rápidamente o han superado este nivel, dijo Edwards.
El IMC es un cálculo de la altura en relación con el peso y su rango normal habitualmente oscila entre 18 y 25. Más de 25 puntos se considera una indicación de sobrepeso y más de 30, obesidad.
Los investigadores hallaron que las personas obesas requieren 1.680 calorías diarias para mantener la energía normalmente y otras 1.280 calorías para realizar sus actividades diarias, es decir un 18 por ciento más que quienes tienen un IMC normal.
Dado que las personas más delgadas comen menos y son más propensas a caminar que a usar coches, la población más delgada disminuiría la demanda de combustible para transporte y agricultura, señaló Edwards.
Esto también es importante porque el 20 por ciento de los gases de efecto invernadero provienen de la agricultura, añadió el autor.
El próximo paso es cuantificar cuánto está contribuyendo la población de más peso al cambio climático, los mayores precios de los combustibles y la escasez de alimentos, indicó. "La promoción de una distribución normal del IMC reduciría la demanda y el precio global de los alimentos", escribieron Edwards y Roberts.