MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -
Tres trabajos de investigación publicados por 'The BMJ' examinan el hábito de fumar y los esfuerzos de los países para combatirlo y advierten de la complacencia que han encontrado en los gobiernos en el esfuerzo para combatir su consumo, por lo que resaltan la importancia de la inversión continua en el control internacional del tabaco, particularmente en los países de ingresos bajos y medios.
El primer estudio, realizado por el profesor Steven J. Hoffman y sus colegas, examina cómo los patrones en el consumo internacional de cigarrillos han cambiado desde 1970.
Utilizando datos de 71 países, que representan más del 95 por ciento del consumo mundial de cigarrillos y el 85 por ciento de la población mundial, muestra que el consumo de cigarrillos disminuyó en la mayoría de los países en las últimas tres décadas, pero las tendencias en el consumo específico del país fueron muy variables.
Por ejemplo, China consumió 2,5 millones de toneladas de cigarrillos en 2013, más que Rusia (0,36), los Estados Unidos (0,28), Indonesia (0,28), Japón (0,20) y los siguientes 35 países con mayor consumo.
Estados Unidos y Japón lograron reducciones de más de 0,1 toneladas respecto a la década anterior, mientras que el consumo ruso se estabilizó, y el consumo chino e indonesio aumentó en 0,75 toneladas y 0,1, respectivamente.
Los autores apuntan que los hallazgos "subrayan la necesidad de procesos más robustos en el reporte de datos, idealmente integrados en instrumentos legales internacionales u otros procesos obligatorios".
Utilizando estos datos, el segundo estudio realizado por el profesor Steven J. Hoffman y sus colegas no encontró ningún cambio significativo en la tasa a la que el consumo mundial de cigarrillos había estado disminuyendo después de la adopción del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (CMCT), un tratado internacional adoptado en 2003 para reducir el consumo nocivo de tabaco.
Después de 2003, los países de altos ingresos y europeos mostraron una disminución en el consumo anual en más de 1.000 cigarrillos por adulto, mientras que los países de ingresos bajos y medios y los asiáticos mostraron un aumento en el consumo anual de más de 500 cigarrillos por adulto.
Si bien las asociaciones causales no se pueden establecer con certeza, los diseños cuasi-experimentales utilizados en el estudio proporcionan pruebas sólidas de los patrones cambiantes en el consumo global de cigarrillos, que los investigadores dicen que "deberían motivar una mayor implementación de políticas comprobadas de control del tabaco" y "alentar respuestas más asertivas a las actividades de la industria del tabaco".
El tercer estudio examinó las diferencias en el vapeo y el tabaquismo entre los adolescentes en Canadá, Reino Unido y Estados Unidos mediante encuestas en línea a jóvenes de 16 a 19 años en 2017 y 2018.
La prevalencia de vapeo (en los últimos 30 días, la semana anterior y 15 días o más en el último mes) aumentó entre los jóvenes de 16 a 19 años en Canadá y Estados Unidos, y el hábito de fumar creció entre los adolescentes canadienses, mientras que en los británicos se observaron pocos cambios. Por lo que se refiere al uso del cigarrillo electrónico a base de sal de nicotina, aumentó en todos los países, particularmente en Estados Unidos y Canadá.
A pesar de algunas limitaciones del estudio, los autores dicen que el vapeo entre los adolescentes aumentó en Canadá y Estados Unidos "en paralelo con el aumento de los productos a base de sal de nicotina y la introducción de regulaciones más permisivas con ellos en Canadá".
Concluyen que se observaron menos cambios entre los adolescentes en Reino Unido, donde existen restricciones de comercialización más fuertes y límites máximos de nicotina.
"Tomados en conjunto, estos nuevos estudios enfatizan el valor de la investigación comparativa para el control del tabaco en diferentes países --escribe la profesora Linda Bauld de la Universidad de Edimburgo en un editorial vinculado--. También advierten contra la complacencia en nuestros intentos de abordar el hábito de fumar, ahora y en el futuro".
Sostiene que la inversión continua en el control internacional del tabaco es más importante que nunca, particularmente en países de ingresos bajos y medios con capacidad limitada para combatir los intentos de la industria de retrasar o descarrilar las políticas de salud pública.