MADRID 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Duke Medicine, en Estados Unidos, ha diseñado un arma letal que mata los tumores cerebrales en los ratones sin dañar otros tejidos: el uso de una proteína artificial que estimula el sistema inmunológico natural del cuerpo para combatir el cáncer. Si se puede demostrar este resultados en los seres humanos, supondría superar un obstáculo importante que ha frenado la eficacia de las terapias inmunológicas.
La proteína se fabrica con dos brazos, uno que se une exclusivamente a las células tumorales y otro combatiente que engancha de las células T, estimulando un ataque contra el tumor. En seis de los ocho ratones con tumores cerebrales, el tratamiento dio lugar a curas, según los hallazgos publicados este lunes en 'Porceedings of National Academy of Sciences'.
"Este trabajo representa un renacimiento de un concepto un tanto viejo: que atacar el cáncer con antígenos específicos del tumor puede ser la manera más eficaz de tratar el cáncer sin toxicidad", explicó el autor principal, John H. Sampson, neurocirujano de 'Preston Robert Tisch Brain Tumor Center' de Duke. Así, destacó que su agente terapéutico es "emocionante" al actuar como el velcro para unir las células T a las células tumorales e inducir a matar "sin ningún efecto negativo sobre los tejidos circundantes normales."
Sampson y sus colegas centraron el enfoque inmunológico en los tumores cerebrales, que son notoriamente difíciles de tratar. A pesar de la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, los glioblastomas son universalmente fatales, con una supervivencia media de 15 meses, explican los autores de esta investigación.
Las inmunoterapias, en la que el cuerpo de las células B y las células T se activan para atacar los tumores, se han mostrado prometedoras en el tratamiento de cánceres de cerebro y otros, pero han sido problemáticos en el uso clínico, ya que su dificultad de administrar a dosis terapéuticas ha estimulado efectos secundarios en los que el sistema inmune también ataca los tejidos y los órganos sanos.
Por ello, los investigadores diseñaron un tipo de conector, una proteína artificial llamada recogedor biespecífico de células T o mordedor, que une el tumor a su asesino. Su recién diseñada proteína incluye fracciones de dos anticuerpos diferentes, uno que recluta y se acopla al combate del cuerpo de las células T y otro que se expresa dirigiéndose a un antígeno conocido como EGFRvIII, que sólo se produce en el cáncer.
Una vez conectado a través del anticuerpo biespecífico nuevo, las células T reconocen el tumor como un invasor y montar un ataque, mientras que el tejido normal, que no lleva el antígeno tumoral, se deja intacto. "Una de las principales ventajas es que esta terapia se puede administrar por vía intravenosa, cruzando la barrera sangre-cerebro", dijo el autor principal, Bryan Choi, de Duke.
El equipo también desarrolló un antídoto contra otras dos corrientes inmunes que tienen un efecto tóxico, mejorando sus perfiles de seguridad y reforzando su eficacia. "Otros estudios se centrarán en si estos resultados pueden ser replicados en estudios en humanos, y si el tratamiento se ve afectado por el uso de las terapias actuales, tales como la radiación y la quimioterapia", dijo Sampson.