MADRID 12 Ago. (EUROPA PRESS) -
La entrada en vigor de la nueva ley antitabaco, que planea prohibir fumar en todos los espacios públicos privados a partir de 2011, podría reducir de 3.000 a 2.000 el número de muertes por tabaquismo pasivo que se registran cada año en España, según afirman los especialistas de la Fundación Española del Corazón (FEC), dependiente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Para el presidente de la FEC, el doctor Leandro Plaza, la reducción del consumo de tabaco es "imprescindible" ya que "el tabaco es el factor de riesgo cardiovascular más importante, de hecho, la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población".
Diferentes estudios indican que tras la aplicación de la ley antitabaco en España en 2006, los empleados que trabajan en locales en los que se permite fumar han sufrido un incremento de nivel de nicotina en saliva de más del 20 por ciento.
En este sentido, desde la FEC calculan que el 33 por ciento de las muertes por enfermedades cerebrovasculares, cardiopatía isquémica e insuficiencia cardiaca son debidas al consumo de tabaco.
El tabaco ejerce "un gran efecto nocivo" sobre el sistema cardiovascular, fundamentalmente por el aumento del ritmo de latido del corazón y de la tensión arterial, lo que favorece la aparición de arteriosclerosis, el desarrollo de trombosis y el aumento de las necesidades de oxígeno en el organismo, explican desde la FEC.
HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES
Además, el consumo de tabaco también provoca una reducción del calibre de las arterias coronarias, dificultando el riego del corazón. Existen componentes del humo del tabaco que han sido "claramente incriminados" como agentes perjudiciales para el sistema circulatorio.
De estos, los que más relevancia tienen son el monóxido de carbono y la nicotina, señalan los especialistas de la FEC. Por este motivo, "es importante tener unos hábitos de vida más saludables y uno de ellos es la reducción del consumo de tabaco", asegura el doctor Plaza.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si no se cambia este hábito, en el 2030 morirán en el mundo ocho millones de personas por enfermedades relacionadas directamente con el consumo de tabaco.