MADRID 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El premio Nobel James D. Watson ha publicado un artículo en 'Open Biology' sobre lo que denomina su "trabajo más importante desde la doble hélice", en referencia a una nueva hipótesis acerca del papel de los oxidantes y antioxidantes en los cánceres que son actualmente incurables, sobre todo en la última etapa de los metastásicos. En el núcleo de su tesis está el grupo de moléculas que los científicos denominan especies reactivas del oxígeno o ROS, en sus siglas en inglés.
Watson llama a ROS "una fuerza positiva para toda la vida", debido a su papel en la apoptosis, un programa interno que las células utilizan para suicidarse. Es uno de los mecanismos clave que han surgido a través de millones de años de evolución para descartar esta disfunción biológica, que representa una amenaza para la supervivencia de los organismos.
Por otro lado, ROS también son conocidas por "su capacidad para dañar irreversiblemente proteínas clave y las moléculas de ácido nucleico [por ejemplo, ADN y ARN]", destaca este investigador. En circunstancias normales, ROS son constantemente neutralizadas por anticuerpos antioxidantes de proteínas.
A menudo se nos insta a comer alimentos ricos en antioxidantes como los arándanos, pero si la hipótesis de Watson sobre el papel de los ROS y los antioxidantes en la última etapa del cáncer es correcta, como él mismo escribe, "es mejor que se coman arándanos por su buen sabor, no porque su consumo conduzca a reducir el cáncer". El papel central de Watson es entender por qué los antioxidantes pueden promover la progresión del cáncer en la última etapa.
Este experto propone que la capacidad de destrucción celular se utiliza actualmente en las terapias contra el cáncer, agentes quimioterapéuticos tóxicos tales como Taxol, así como el tratamiento de radiación, principalmente por la acción de ROS para inducir la apoptosis o muerte celular programada. Esto podría explicar "por qué los cánceres que se vuelven resistentes a control quimioterapéutico se convierten igualmente resistentes a la radioterapia" por una característica común: su dependencia de una ROS mediada por mecanismo de destrucción celular.
Watson, que es rector emérito del Laboratorio Cold Spring Harbor, tomó el caso de las células de cáncer debidas en gran parte a proteínas mutantes tales como RAS y MYC, de las que señala que a menudo son las más difíciles de conseguir que respondan al tratamiento, según sugiere, debido a sus altos niveles de ROS que destruyen antioxidantes.
Así, cita una investigación reciente que muestra la regulación de un factor de transcripción del gen Nrf2, llamado cuando las células proliferan, así como cuando oncogenes como RAS, MYC y RAF están activos. Nrf2 controla la síntesis de antioxidantes y, tal y como escribe Watson, "esto tiene sentido porque queremos que los antioxidantes presentes cuando las funciones del ADN hagan más de sí mismos".
Tras pedir "un calendario mucho más rápido para el desarrollo de drogas anti-metastásicas", el premio Nobel quiere que aquellos que lean su nuevo artículo consideren una propuesta que cree extremadamente poco explorada: "A menos que podamos encontrar la manera de reducir los niveles de antioxidantes, la última etapa del cáncer de unos diez años a partir de ahora será tan incurable como lo es hoy".
"Aunque la mortalidad de muchos tipos de cáncer ha ido disminuyendo, sobre todo los de la sangre [es decir, las leucemias], la estadística más importante puede ser que los cánceres epiteliales (carcinomas) y todos los tipos de cáncer mesenquimal (sarcomas) siguen siendo en gran medida incurables", afirma este científico.