MADRID 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
La monitorización cerebral actualmente disponible permite llevar a la persona a un plano anestésico adecuado mientras está siendo operado y, por tanto, es inviable que el paciente sea consciente de la intervención, según ha explicado el doctor Pere Vila, médico adjunto del Servicio de Anestesiología del Hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona.
"Cuando no existía la monitorización del paciente sí era posible que el paciente se despertará, incluso se han descrito casos de trastornos psiquiátricos por despertares, aunque hablamos de un despertar de la consciencia, es decir que se oyen voces", ha apuntado.
A su juicio, el miedo a la hora de afrontar una operación es comprensible, y entiende que, entre ellos, se encuentre el miedo a ser anestesiado. "Existen diferentes miedos como a los efectos secundarios, a los problemas que se han descrito en periódicos, etc, pero todo esto debe ser explicado en la visita preanestésicas", ha explicado.
No obstante, para controlar los efectos secundarios, como los vómitos y las nauseas, recuerda que la colaboración del paciente siempre es fundamental. Asimismo, ha admitido que, "dependiendo de qué técnica anestésica se utilice, los efectos secundarios serán mayores o menores". Es el caso de los anestésicos inhalados y opiáceos, que suelen producir este malestar.
En cuanto a que se produzca una posible alergia, ha advertido de que una primera exposición a la anestesia no asegura la ausencia de efectos adversos o indeseables en futuras intervenciones. "Se suele producir en un paciente que tenga predisposición, en estos casos se intenta evitar el fármaco que produce esta alergia y, en este caso, se proponen alternativas", ha explicado.
RIESGO CONTROLADO
"Lo más frecuente es la reacción anafilactoide que suelen ser transitorias y se recuperan de forma integra; aunque hay una mínima parte de las reacciones alérgicas que pueden ser incluso mortales, pero son muy poco frecuentes", ha añadido, al tiempo que ha recordado que "la situación del paciente en quirófano en los últimos años ha cambiado mucho y la monitorización ha permitido adelantarse y controlar cualquier situación al anestesiólogo".
Asimismo, ha indicado que en la mayoría de las ocasiones, "cuando el paciente muere en la mesa de operaciones o se complica, es porque por su constitución, su patología de base, o el tipo de intervención el riesgo era alto". En este sentido, aunque no tiene datos exactos relacionados con la morbi-mortalidad de la anestesia ha explicado que podría encontrarse en 1 por cada 10.000 habitantes.
Este experto ha recordado que el trabajo del anestesista va más allá de la sala de operación, su trabajo comienza desde el preoperatorio donde se observa la situación del paciente y aquellas cuestiones pueden condicionar la operación.
Una vez que está dentro del quirófano-- y decidida con antelación la técnica anestésica--, este especialista debe estar pendiente en todo momento del paciente, además le suministrara anestésicos para el mantenimiento de la anestesia; así como, durante la fase de recuperación o despertar, iniciará el tratamiento necesario para atenuar el dolor y las molestias postoperatorias.
"El anestesista está infravalorado pero es lógico porque al paciente le preocupa la operación y hasta ese día no recae en la personas que le va a dormir y despertar", ha señalado, al tiempo que se ha mostrado comprensivo con esta actitud, a su juicio, extendida entre la población.