MADRID 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los dos niveles, muy alto y muy bajo, de actividad física pueden acelerar la degeneración del cartílago de la rodilla en adultos de mediana edad, según un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica y realizado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
Los científicos observaron los cambios en el cartílago de la rodilla en un grupo de 205 adultos, de 45 a 60 años de edad, mediante imágenes de resonancia magnética (RM) sobre los tiempos de relajación T2 para realizar un seguimiento de la evolución de los primeros cambios degenerativos en el cartílago de la rodilla. Los participantes rellenaron un cuestionario sobre su actividad física y se les midió los valores de T2 del cartílago en rótula, fémur y tibia de la articulación de la rodilla derecha al inicio del estudio y a los dos y cuatro años.
"Los tiempos de relajación T2 generados a partir de imágenes de RM permiten el análisis de la composición bioquímica y molecular del cartílago. Hay una mayor movilidad del agua en el cartílago dañado y el aumento de la movilidad en agua da como resultado un mayor tiempo de relajación T2", explicó Wilson Lin, investigador y estudiante de medicina en la UCSF.
Según los resultados, participar con frecuencia en actividades de alto impacto, como correr, está asociado con un cartílago más degenerado y potencialmente un riesgo mayor para el desarrollo de la osteoartritis, pero también se aceleró la degeneración en aquellos con niveles muy bajos de actividad.
"Observamos una progresión acelerada de los tiempos de relajación T2 en aquellos que eran los más activos físicamente y también se aceleró la progresión de valores de T2 en los tenían niveles muy bajos de actividad. Esto sugiere que puede haber un nivel óptimo de actividad física para preservar el cartílago", explicó Thomas Enlace M., profesor de Radiología y Jefe de imágenes musculoesqueléticas en la UCSF.
Los resultados abren numerosas áreas de investigación futura, incluido el análisis de las repercusiones de determinados tipos de actividad física en la salud del cartílago de rodilla. Por ejemplo, algunos de los participantes en la Iniciativa Osteoartritis llevaba un acelerómetro, un dispositivo con un sensor de movimiento para registrar la actividad física.
Junto con las conclusiones sobre los cambios en el cartílago de la rodilla, el estudio también puso de relieve el potencial de los tiempos de relajación T2 como un indicador temprano de la degeneración del cartílago. "Lo emocionante de las nuevas medidas de cartílago T2 es que nos den información a nivel bioquímico, lo que podría detectar cambios en una fase temprana, cuando todavía puede ser reversible", añadió Lin.