Los niños que rechazan actuar según los roles propios de su género sufren más desórdenes de estrés postraumático

Niños En La Biblioteca Pública De Valencia
Foto: GVA
Actualizado: miércoles, 22 febrero 2012 12:40

MADRID, 22 Feb. (Reuters/EP) -  

   Los niños y niñas que no actúan según los roles y características asignadas tradicionalmente a su género, vistiendo y comportándose de forma diferente a lo esperado, tienen más probabilidades de sufrir abusos por parte de sus padres u otros adultos que se sienten "incómodos" con la situación, acabando por sufrir más desórdenes de estrés postraumático. Así lo advierte un estudio de investigadores estadounidenses, cuyas conclusiones aparecen publicadas en 'Pediatrics'.

   Los autores de este trabajo aseguran que los padres y mayores que rodean a estos niños podrían tratarles de forma diferente, en algunos casos con violencia, por estar convencidos de que así pueden cambiar sus conductas.

   Según Andrea Roberts, de la Harvard School of Public Health en Boston, "en algunos casos, ellos creen que están ayudando al niño, pues la no conformidad con el género con el que nacieron no será aceptada por otras personas". "Pero, por supuesto, el abuso nunca es una protección", apostilla.

   Los investigadores analizaron los datos de un estudio a largo plazo en el que participaron niños y adolescentes. En total, estudiaron a más de 16.000 niños, quienes explicaron cuáles eran sus juguetes favoritos, los roles que asumían en el juego o sus sentimientos de feminidad o masculinidad a la edad de 11 años.

   También se les preguntó por ejemplos de abuso --que iban desde las patadas y empujones o las amenazas hasta los abusos sexuales-- que les ocurrieron antes de ese momento o durante sus años de adolescencia.

AUTOLESIONES E INTENTOS DE SUICIDIO

  Así descubrieron que los niños con una mayor disconformidad con su género eran entre un 40 por ciento y más del doble de propensos a notificar cualquier tipo de abuso infantil que aquellos que se sentían cómodos con los roles asignados tradicionalmente al género con el que nacieron. Asimismo, registraban más síntomas de desorden de estrés postraumático, entre los que se incluían nerviosismo, problemas para dormir y recuerdos recurrentes.

   Otro estudio publicado aparte en 'Pediatrics' se basa en la experiencia de médicos del Children's Hospital Boston, quienes trataron a 97 niños y adolescentes con trastornos de identidad de género. Este desorden va más allá de no conformarse con las 'normas de género' e incluye a niños que rechazan su género físico y se identifican con el sexo opuesto.

   Un total de 43 de estos niños tenían un historial de problemas psiquiátricos y de ellos 20 habían sufrido autolesiones y nueve habían intentado suicidarse. Los investigadores dicen que, en el caso de niños que van a entrar en la adolescencia y quieren cambiar de sexo, intervenir en etapas tempranas puede evitarles estrés.

   "Si el niño es infeliz, está deprimido y tiene problemas con su cuerpo, esto es probablemente una señal para que los padres les presten ayuda", dice Roberts, quien asegura que, aunque adoptar algunas conductas impropias de un determinado género es común, son menos los niños que pueden sufrir problemas graves por su género -- posiblemente 1 de cada 1.000--y ellos son los que enfrentan el mayor riesgo de abuso y problemas psicológicos.