MADRID 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres en la edad de la menopausia son más susceptibles de sufrir una depresión, según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). Esta circunstancia se produce a pesar de que las nuevas terapias y tratamientos "permiten cada vez más afrontar la madurez con calidad de vida", explican desde esta sociedad.
El momento en el que se producen más depresiones es la perimenopausia, es decir la etapa que precede al cese definitivo de las menstruaciones. Durante este tiempo, las mujeres "sufren irritabilidad, ansiedad, cambios bruscos de humor, tristeza y melancolía", explica la coordinadora del Grupo de Madurez Saludable de la AEEM, la doctora Rosa Porqueras.
Además, durante la menopausia se hacen visibles síntomas como los sofocos, los cambios de humor o el insomnio. A nivel genital, las mujeres también suelen padecer "atrofia y sequedad vaginal", asegura Porqueras.
El hecho de que durante esta etapa de la vida las mujeres sean más proclives a sufrir estos procesos está asociado a los cambios hormonales que se producen durante la misma. Sin embargo, estas modificaciones aparecen también durante la menstruación o el parto, por lo que las mujeres están siempre en riesgo de padecer depresión.
ACEPTAR LA MADUREZ REDUCE EL RIESGO DE DEPRESIÓN
Otras circunstancias que pueden hacer que la mujer menopáusica padezca este trastorno son el estrés, las responsabilidades laborales y familiares o la relación de pareja. Si la mujer acepta su madurez con naturalidad se reducirá el riesgo de depresión.
Para prevenir la aparición de una depresión, las mujeres deben practicar "hábitos de vida saludable", explican desde la AEEM. Además, se recomiendan habitualmente "los controles y revisiones periódicas para prevenir esta enfermedad y otros trastornos asociados a la menopausia".
Sin embargo, no sólo la depresión debe preocupar a las mujeres que están pasando por la menopausia. Las enfermedades cardiovasculares, el cáncer de mama y la osteoporosis son otras de las patologías más frecuentes durante esta fase vital.
Por ello, Porqueras subraya la importancia de poner en marcha políticas específicas de salud de la mujer y la necesidad de hacer partícipe a la mujer de las decisiones clínicas y terapéuticas. "Sólo así podemos conseguir mejorar su bienestar y concienciarla sobre la importancia de la prevención", concluye.