MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
La mayoría de los ciudadanos que padecen alguna enfermedad psiquiátrica no acuden al médico ni reciben tratamiento por "vergüenza de reconocer que tienen dicha patología" de cara a la sociedad, según explicó el especialista en psiquiatría del consejo asesor del Observatorio Español de Drogas, José Carlos Fuertes Rocañín, con motivo de la publicación de su último libro '¿Qué me pasa, doctor?', de editorial De Bolsillo.
De este modo, este experto señaló en declaraciones a Europa Press que las enfermedades mentales tienen hoy día una connotación social "muy negativa", de ahí que todavía existan muchas personas "que se siguen escondiendo de ir al psiquiatra". Esto hace que la mayoría de pacientes estén o mal tratados o ni siquiera hayan recibido algún tipo de ayuda "fiable", ya que van a medicinas paralelas o alternativas con diagnósticos erróneos.
Por ello, Fuertes Rocañín insiste en que este libro pretende divulgar sin vulgarizar, ya que el ciudadano confunde y "mal utiliza" muchos términos psiquiátricos, hablándose de esquizofrenia o trastornos de personalidad "con una facilidad pasmosa". Así, es normal que haya personas a quienes les dé vergüenza o miedo de reconocer que las tienen", aseveró.
Con el objetivo de conocer bien los síntomas propios de las enfermedades mentales, destacó la necesidad de mejorar la información y formación en Atención Primaria, sobre todo después de que el 40 por ciento de los pacientes que van a un médico de atención primaria presentan problemas psiquiátricos, sobre todo depresiones, ansiedad y trastornos por consumo de sustancias como alcohol u otras drogas.
Existen síntomas como los problemas digestivos o respiratorios, dolores de cabeza que pueden conllevar una depresión, pero si esto se desconoce puede generar "un gasto innecesario de dinero y una pérdida de tiempo que repercute negativamente en la calidad de vida del paciente", subrayó.
Para ello, y dadas las "peculiaridades" de estas enfermedades, se deben destinar más medios humanos y más unidades de hospitalización para que en la atención primaria pueda existir "tiempo material" para tratar al paciente de forma adecuada y elaborar un diagnóstico correcto.