La mitad de los trasplantados desarrolla alguna infección y empeora su pronóstico

Cirujanos en plena operación de trasplante
EUROPA PRESS/HOSPITAL REINA SOFÍA
Actualizado: miércoles, 3 octubre 2012 16:15

BARCELONA 3 Oct. (EUROPA PRESS) -

La mitad de los pacientes que han recibido un trasplante de órgano sólido desarrollan alguna infección que empeora su pronóstico y el del injerto, lo que convierte a las infecciones en la tercera causa de mortalidad en estos pacientes, según han destacado los expertos reunidos en el II encuentro Transitra, un foro transversal organizado por Novartis, el Grupo de Estudio de la Infección en el Trasplante (Gesitra) y la Sociedad Española de Trasplante (SET).

En el encuentro, que reúne a 60 expertos, el presidente de la SET y jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Marqués de Valdecilla, Manuel Arias, ha destacado que "las infecciones son la tercera causa de mortalidad en los pacientes, tras las enfermedades cardiovasculares y el cáncer".

La prevalencia de la infección depende del tipo del órgano trasplantado, siendo el de médula ósea es el que se caracteriza por una mayor frecuencia y gravedad de las infecciones, y en el caso de riñón son menos frecuentes que en otros órganos sólidos, como el hígado y el corazón.

Arias ha observado que las consecuencias dependen del tipo de infección y el momento en el que aparecen, si bien "inicialmente están relacionadas con el acto quirúrgico y, a partir del tercer a sexto mes, con la alteración de la respuesta inmune por la medicación".

El jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital 12 de Octubre, José María Aguado, ha señalado que, además de las consecuencias directas, "las infecciones conllevan un incremento en el riesgo de rechazo del órgano trasplantado y algunas de estas infecciones favorecen la aparición secundaria de tumores, especialmente las infecciones por algunos virus como el de Epstein-Barr".

Arias también ha constatado que el arsenal terapéutico contra las infecciones ha experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años, lo que ha mejorado la supervivencia del paciente y reducido la morbilidad secundaria a la infección y por lo tanto la duración de las estancias hospitalarias y los costes terapéuticos.