MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
La mitad de los fumadores quiere dejar el hábito de fumar, según un estudio presentado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) en la reunión científica que ha mantenido su área de tabaquismo en Madrid. Otras conclusiones que se desprenden del informe son que el promedio de intentos "serios" de hacer efectivo ese deseo es de tres, y que de entre ese amplio número de candidatos a ser ex fumadores (en España consumen tabaco habitualmente unos 12 millones de personas) sólo el 10 por ciento han solicitado a los médicos ayuda especializada.
En la reunión también se avanzó que, a partir del próximo mes de enero, comenzará a comercializarse un nuevo fármaco, el varenicline que, según los expertos, bloquea los receptores de la nicotina de las células cerebrales, por lo que supone "un significativo avance" en los tratamientos actuales.
El coordinador del área de tabaquismo de la SEPAR y presidente del encuentro científico de especialistas, el doctor Juan Antonio Riesco, aseguró que "en general, los nuevos métodos de diagnóstico, relativos al grado de adicción de cada fumador, y el avance en las terapias pueden ayudar mucho en la difícil tarea de abandonar total y definitivamente le tabaco".
"Nuestra experiencia --añadió Riesco-- nos dice que cuando no se acompaña del tratamiento adecuado a cada caso, el porcentaje de fumadores que dejan de serlo, se sitúan entre el 5 y el 8 por ciento, mientras que si el intento se acompaña de ayuda médica y psicológica, por parte de profesionales especializados en la lucha contra el tabaquismo, podemos llegar a hablar del 40 por ciento de abandonos a los seis meses de iniciada la terapia".
En muy pocos hospitales españoles se han constituido en los últimos años unidades contra el tabaquismo, donde se intenta prestar un apoyo integral -tanto físico como psicológico- a quienes apuestan por abandonar el tabaco, aunque por lo general cuentan con muy pocos medios, tanto materiales como humanos. Pero es precisamente el "buen resultado" que están dando estas iniciativas por lo que, a juicio del doctor Riesco, "esto debe dejar de ser un fenómeno aislado para convertirse en una norma de toda la red sanitaria pública española."
AHORRO ECONÓMICO
Por otra parte, y frente a quienes argumentan que ello supondría un coste demasiado grande para las arcas públicas, este especialista considera que el esfuerzo económico "se compensaría con creces" al ser hoy el tabaco la principal causa de enfermedad evitable.
Como ejemplo del ahorro previsible, Riesco señala que "el tratamiento de afecciones como el enfisema o la bronquitis crónicas, tan comunes y tan directamente asociadas con el consumo de tabaco, cuesta unos 3.000 millones de euros anuales sólo en gastos sanitarios, a lo que habría que añadir la pérdida en productividad o el gasto extra de las pensiones y otro tipo de ayudas sociales provocadas por las incapacidades prematuras de muchos fumadores".
Las unidades anti-tabaco en la sanidad pública podrían calificarse, en consecuencia, de muy rentables, sobre todo si se tiene en cuenta que el nivel de éxito en el abandono del tabaco supera ampliamente, según los expertos, al que se obtiene cuando no se cuenta con el apoyo de estas unidades especializadas.
El problema es que en España son hoy contadas las unidades especializadas que abordan el tratamiento del tabaquismo desde una perspectiva integral. "Seguimos siendo muy pocos quienes nos dedicamos a esto en la sanidad pública y, además, contamos con unos medios humanos y materiales que nos impiden hacer la labora que desearíamos", arguye en este punto Juan Antonio Riesco.
Por último, el especialista de la SEPAR señaló que "la intervención médica sobre el tabaquismo ha cambiado considerablemente en los últimos cinco años". "A ello --añadió-- ha contribuido la OMS, que en la última edición de su 'Clasificación Internacional de las Enfermedades' considera la dependencia del tabaco como una enfermedad e, incluso, le asigna un determinado código de clasificación".