Reclaman a Interior una carrera profesional como la de sus homólogos del SNS, aunque niegan que la población reclusa esté peor atendida
SEVILLA, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria y la presidenta del comité organizador del VIII Congreso Nacional de esta sociedad, Julio García Guerrero e Inmaculada Faraco, respectivamente, han reprochado este miércoles que los médicos de Atención Primaria que trabajan en las cárceles españoles sigan dependiendo del Ministerio del Interior, un "agravio comparativo" que, a su juicio, provoca que "hoy por hoy la asistencia sanitaria penitenciaria continúe estando un poco olvidada", frente a la que se dispensa en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
En rueda de prensa en Sevilla, ambos facultativos aludieron a la Ley estatal de Cohesión Sanitaria de 2003, "en la que ya se recogía la obligación, por parte de las distintas comunidades autónomas, de integrar en sus respectivos sistemas sanitarios públicos a los profesionales que trabajamos en los centros penitenciarios a partir del 1 de enero de 2004".
Así, y pese a sostener en todo momento que la atención primaria y el acceso de los medicamentos por parte de la población reclusa es en la actualidad igual que la que se dispensa a la población general, sí han criticado que, "en muy pocas ocasiones, y al criterio del especialista que trabaja en un hospital público, éste se desplaza hasta el centro penitenciario para pasar consulta".
Este hecho, ha precisado Faraco, "se solventaría si pasásemos a depender de la administración sanitaria de la comunidad autónoma de turno, que tendría que atender esas necesidades de especialistas".
"No estar dentro del SNS lo dificulta todo, ya que para empezar nos provoca una marginación de los circuitos asistenciales", ha lamentado esta especialista, quien ha defendido la labor del alrededor de millar de profesionales sanitarios (unos 370 médicos y 550 enfermeras) que atienden a los 70.000 presos que existen actualmente en las cárceles españolas.
En cuanto a los traslados de enfermos reclusos hasta el centro hospitalario público de referencia, han reprochado que el principal problema "siguen siendo el traslado hasta el hospital", ya que, según han denunciado, "en ocasiones no hay efectivos suficientes de la Policía Nacional para cubrir estos traslados por diversos motivos, lo que provoca que el recluso pierda la cita que tenía para ese día en el hospital, incluso si tuviese una operación quirúrgica programada".
Del mismo modo, han reclamado que el Ministerio del Interior "nos reconozca el acceso a la carrera profesional", tal y como ya disfrutan sus homólogos del ámbito de las administraciones autonómicas. "Nos parece un agravio comparativo injustificado", ha insistido García Guerrero.
PATOLOGÍA INFECCIOSA Y MENTAL EN POBLACIÓN RECLUSA
En cuanto a la patologías más prevalentes dentro de la población reclusa española, ambos expertos han explicado que los principales problemas con los que se encuentran son "las enfermedades de tipo mental, fundamentalmente los trastornos ansioso-depresivos y de adaptación; y las patologías infecciosas".
Sobre la patología infecciosa, han detallado que el 7 por ciento de la población penitenciaria tiene VIH, aunque han resaltado que más de dos tercios de estos pacientes ya reciben tratamiento antirretroviral.
Además, y según un estudio elaborado entre la población penitenciaria sobre hepatitis C, este grupo de pacientes continúa siendo uno de los de mayor prevalencia de esta infección, alcanzando cifras en las prisiones españolas de entre el 20 y el 25 por ciento de infectados, frente al 1,5 por ciento del resto.
"Aunque se estima que esta prevalencia se ha reducido en los últimos años, los presos continúan siendo uno de los grupos de población con más infectados", ha comentado el doctor Andrés Marco, responsable del programa VIH y VHC de los Servicios Sanitarios del Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, quien han puntualizado que las principales razones que han provocado esta reducción son "el menor consumo de drogas por vía intravenosa, así como los diferentes programas de prevención y tratamiento, cada vez más extendidos".
Los pacientes infectados por VHC en prisión son, mayoritariamente, hombres jóvenes, con una edad media de 40 años, que han adquirido la enfermedad a edades muy tempranas a través del consumo de drogas por vía parenteral, compartiendo el material de venopunción.
ADICCIONES
De igual modo, han aludido a la adicciones como el tercer gran problema al que se enfrentan estos profesionales dentro de los penales españoles, hasta el punto de que "el 79,7 por ciento de los reclusos reconoce que ha consumido droga en el último mes, según el último anuario, por lo que estamos hablando de una población adicta que es activa".
Respecto a la convocatoria de este VIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, han destacado la presencia de más de 550 especialistas en la materia ya inscritos.