HUELVA 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
Uno de los tres facultativos --en un principio eran cuatro pero uno de ellos ya ha fallecido-- imputados por un delito de homicidio por imprudencia profesional tras la muerte de Ch.L.M., la niña de ocho años de edad que ingresó en el Hospital Juan Ramón Jiménez el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis y que falleció tres días después a causa de una mortal infección, ha señalado que cuando exploró a la menor, 24 horas después de la intervención, descartó la peritonitis al observar un cuadro de gastroenteritis, cuadro por el que, según ha remarcado, está "proscrito" interponer antibiótico.
Durante la primera sesión del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Huelva, y que continuará este viernes, este médico ha hecho hincapié en que visitó a la niña unas horas antes de finalizar la guardia al recibir un aviso telefónico, ya que el cirujano que realizó la operación el 24 de diciembre le comunicó esa mañana "el éxito de la operación de una apendicitis incipiente en fase inicial y sin ninguna incidencia".
Cuando llegó, según ha recordado, se encontró que la niña presentaba un cuadro de diarreas fétidas que no cuadraba con la operación, pero ha insistido en que en el momento en el que la exploró se trataba de "una gastroenteritis y no de una peritonitis, ya que presentaba el abdomen blando y además la niña estaba sonriente, despierta y con buen color", a lo que ha añadido que la madre "no supo detallar lo que había comido". En este punto, ha insistido en que desconoce lo que ocurrió al día siguiente, cuando entró de guardia el cirujano fallecido, ya que al finalizar su turno se marchó.
A su vez, ha puesto en evidencia que "la exploración clínica doce horas después es diferente" a la que él se encontró, y ha añadido que se podría haber solicitado un coprocultivo, pero "hubiera llegado 72 horas después".
Este facultativo ha señalado que en el caso de que hubiera visto a la menor al día siguiente, que él estaba de descanso y estaba de guardia el médico fallecido, "sí hubiera practicado una ecografía abdominal en ese momento" pero no cuando la exploró doce horas antes, cuando ha asegurado que "no tenía peritonitis" y descartó la complicación quirúrgica. A su vez, ha manifestado que si se encontrara con un caso igual "volvería a hacer lo mismo, esperar la evolución".
No obstante, ha recordado que realizó una interconsulta telefónica con la pediatra de guardia, también imputada, para comprobar el estado de la niña ya que "tenía diarreas, vómitos y fiebre, que no cuadraban con el cuadro de apendicitis", por lo que ha asegurado que "empezó a pensar que había algo más" y advirtió de forma "imperiosa" a la guardia entrante la necesidad de vigilancia. Por último, ha asegurado que la niña falleció por "una necrosis cecal mucosa, que es una patología rarísima".
Por su parte, esta pediatra ha manifestado que esta menor, a pesar de estar ingresada en Pediatría, era paciente de cirugía, por lo que la revisó tras la interconsulta y ha reseñado que los síntomas de vómitos y diarreas "se podían dar de muchas sintomatologías", indicando además que no apreció síntomas del comienzo de peritonitis, así como que en el momento que examina no ve "ninguna complicación quirúrgica".
Esta pediatra ha señalado que cuando se enteró del fallecimiento de la pequeña, en el mes de enero, se interesó por sus informes, y ha asegurado que se sorprendió de "no ver ninguna actitud médica realizada" durante el día del 26 de diciembre, no obstante ha remarcado que, puede pasar, pero es "mala suerte ser operada de apendicitis y tener gastroenteritis, que podría ser por un proceso viral", a lo que ha añadido que "la peritonitis no se produce por una gastroenteritis".
EL CIRUJANO QUE OPERÓ
El otro facultativo imputado, el que realizó la intervención, ha señalado que ordenó ponerle antibiótico para posibles infecciones de la herida cuando la niña llegó a la mesa de operaciones, y ha hecho hincapié en que "es imposible, tal y como se practicó la intervención, con éxito, que se derivara a peritonitis por contaminación".
En este punto, ha indicado que la autopsia acreditó que "la sutura que realizó en el muñón de la apéndice estaba conservada, por lo que la muerte no fue por una complicación de la cirugía porque estaba todo perfecto y no se había quedado ninguna gasa ni ningún cuerpo extraño".
LA MADRE CRITICA "EL ABANDONO"
Por su parte, la madre de la menor, Elena Masera, ha recordado "el abandono que sufrió su hija por parte de los médicos, ya que le decían que era gastroenteritis y gases, sin realizarle ninguna prueba, ecografía o analítica, hasta que la niña amaneció morada y muy débil y murió".
"Yo les decía constantemente que la niña tenía muchos dolores y que no podía ni dormir", ha enfatizado Masera, quien ha señalado que del 25 al 26 de diciembre "la vieron un cirujano y una pediatra y dijeron que los síntomas eran normales", indicando además que "nunca" le preguntaron qué había comido la niña el día antes.
A su vez, ha recordado que el día 26 "no fue ningún médico a ver a la niña y el 27 fue a peor, se llenó la habitación de médicos y la llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y murió".
El padre de la niña, Robert Leslie, ha insistido en que la pequeña era "una niña sana" que se quejó de dolores en la barriga la misma mañana del día que fue intervenida en el trayecto de Málaga a Huelva, motivo por el que su madre la llevó al hospital de la capital onubense.
Por último, una de las enfermeras ha señalado que en el parte médico ponía "inicia tolerancia" mientras que por parte de los cirujanos se había ordenado que no ingiriera ningún tipo de alimentos, así como que el 26 la evolución de la niña fue a peor con muchos dolores, por lo que le acortaron la distancia entre calmantes, hasta que falleció al día siguiente.