MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Critica Y Unidades Coronarias (SEMICYUC), Ricard Ferrer, ha reivindicado que los profesionales de Medicina Intensiva de todos los centros hospitalarios españoles han respondido "con profesionalidad, diligencia y rigor científico, sin bajar los brazos y permitiendo que las UCI estuvieran más presentes que nunca en el día a día, cuando más se las necesitaba" en el contexto de la pandemia de COVID-19.
"Este año hemos asumido el mayor reto de nuestra historia como intensivistas. Las UCI han sido uno de los puntos donde más ha impactado la pandemia y los profesionales del paciente crítico han sabido responder con resiliencia y profesionalidad, con gran vocación de servicio público", afirma el doctor.
Según datos del Ministerio de Sanidad, 27.501 pacientes han requerido ingresar en una UCI por causas directas de la COVID-19 en España desde el comienzo de la pandemia, una presión asistencial que nunca se había producido.
Durante las primeras semanas de la pandemia, los jefes de servicio de Medicina Intensiva, reunidos semanalmente en videoconferencias organizadas por la SEMICYUC, consensuaban los protocolos clínicos. "Esta rápida acción permitió trazar las líneas del Plan de Contingencia en las UCI frente al coronavirus, primero; y el Plan de Desescalada, después; lo que hizo posible, por primera vez, que todas las UCI trabajaran como una sola", apunta.
Nunca la especialidad de Medicina Intensiva había tenido una exposición pública como la que tiene desde la irrupción de la COVID-19. "Términos como 'intubar', 'pronar a un paciente' o 'pacientes críticos' han dejado de ser desconocidos por la ciudadanía. Los españoles han podido ver, gracias a los medios de comunicación, cómo son por dentro las UCI de sus hospitales de referencia, quiénes se encuentran al cargo y cómo se trabaja para doblegar la curva de pacientes", ha argumentado.
Precisamente para acercar las UCI a los ciudadanos, la SEMICYUC puso en marcha o participó de iniciativas como las infografías para que los familiares de los pacientes entendieran en qué consistía la asistencia que estaban recibiendo sus allegados o la Guía para vencer el pánico.
"La adopción de nuevas tecnologías como las videollamadas ha facilitado la comunicación con las familias y los seres queridos. Fue muy emocionante ver cómo los profesionales cedían sus propios dispositivos cuando no había otros. Cuando desgraciadamente había un fallecimiento, habilitamos circuitos de acompañamiento para los pacientes COVID-19", añade Ferrer.