MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Una medicación dirigida a los diabéticos que mejora la capacidad de su organismo para detectar la insulina, la pioglitazona, también ralentiza el proceso de engrosamiento de sus paredes arteriales que da lugar a la aterosclerosis, según un estudio de la Universidad de Illinois en Chicago (Estados Unidos). Las conclusiones de la investigación se han hecho públicas durante una sesión científica de la Asociación Americana del Corazón y que se publica en la edición digital de la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).
Las personas diabéticas tienen un mayor riesgo de ataque cardiaco y el control de los niveles de presión sanguínea y lipoproteínas de baja densidad (LDL, según sus siglas en ingles) o colesterol "malo" reduce este riesgo. Aun así, el riesgo de ataque sigue siendo mayor entre quienes padecen diabetes en comparación con individuos sanos.
Los científicos utilizaron un fármaco conocido como pioglitazona en 462 adultos con diabetes tipo 2 de Chicago entre 2003 y 2006. Los participantes tenían una media de edad de 60 años y en el grupo se incluían hombres y mujeres. Recibieron una dosis diaria de pioglitazona o de glimepirida, otra medicación para la diabetes que funciona a través de mecanismos de acción diferentes.
Los científicos utilizaron ultrasonidos al inicio del estudio y de nuevo a las 24, 48 y 72 semanas más tarde para medir el grosor de las capas medias de las arterias carótidas que se encuentran en el cuello y portan sangre al cerebro, una medida denominada CIMT. El estudio también controló la hemoglobina glicosilada (HbA1c), una medida de la glucosa en sangre, así como la presión arterial, los niveles de colesterol y los efectos secundarios.
Según los científicos a las 72 semanas del periodo de seguimiento, el CIMT de los pacientes del grupo de la glimepirida aumentó una media de 0,12 milímetros desde el inicio del estudio, mientras que la media de CIMT del grupo de pioglitazona disminuyó 0,001 milímetros.
Según los científicos, un análisis específico basado en la edad, sexo, presión sanguínea sistólica, la duración de la diabetes tipo 2, el índice de masa corporal, el valor de HbA1c y el uso de estatinas mostró un efecto beneficioso uniforme del tratamiento con pioglitazona.
Durante el estudio, los niveles de presión arterial no fueron distintos entre ambos grupos. Los niveles de HbA1c fueron similares hasta la semana 48, momento en el que en el grupo de la pioglitazona dichos niveles disminuyeron en comparación con el grupo de la glimepirida. Los niveles del colesterol "bueno" subieron entre quienes tomaron pioglitazona a las 24 semanas y continuaron más elevados a las 72 semanas en comparación con el grupo que tomó el otro medicamento.
Los autores del estudio señalan que estas medidas representan los posibles mecanismos por los que la pioglitazona redujo el espesor de las arterias y apuntan a que la clase de fármacos entre los que se incluye este medicamento, las tiazolidinedionas, pueden tener un efecto beneficioso directo sobre la pared de los vasos sanguíneos.