MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
Más del 50 por ciento de las intervenciones con toxina botulínica (también conocida como bótox) que se realizan en España se utilizan con uso terapéutico, no estético, lo que convierte a este tratamiento en la técnica no quirúrgica más demandada en este país, según afirmaron los responsables del simposio internacional 'Avances científicos en la aplicación médica de la toxina botulínica', que se celebra en Madrid.
Esta toxina "es en la actualidad el fármaco con mayor número de aplicaciones médicas y estéticas", aseguró el jefe de Dermatología de la Clínica Ruber, el doctor Ricardo Ruiz. "De hecho, más de la mitad de los tratamientos que se realizan en España con toxina botulínica son para indicaciones como la sudoración excesiva, migrañas, parálisis faciales, dolores crónicos, estrabismo, contracciones musculares, etc.", comentó el doctor Ruiz.
La toxina botulínica impide que el nervio dé la orden al músculo que debe contraerse. Una vez inyectado, la toxina se localiza en las terminaciones nerviosas que reducen la actividad del mismo impidiendo la liberación de acetilcolina, un tipo de neurotransmisor que activa la contracción del músculo.
Además, "es uno de los fármacos más seguros del mercado, y los efectos adversos más graves producidos por una mala administración se reducen a una debilidad muscular temporal", señaló el responsable del servicio de Neuropediatría del Hospital La Paz de Madrid, el doctor Ignacio Pascual.
"Este fármaco nos sorprende cada día con sus nuevas aplicaciones, incluso se podría decir que sería eficaz para tratar cualquier trastorno producido por contracciones musculares, como la espasticidad, o la parálisis facial", subrayó el doctor Pascual.
Las diferentes aplicaciones de la toxina botulínica también han llegado al campo del tratamiento del dolor, mostrándose eficaz "contra el dolor neuropático, el miofascial, el producido por el latigazo cervical y, según los últimos estudios, en el tratamiento del dolor degenerativo y del aparato locomotor", explicó Susana Moraleda, médico adjunto del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital La Paz.
Asimismo, esta toxina "es actualmente el eje de la prevención y tratamiento del envejecimiento facial, permitiendo mantener la expresión facial al mismo tiempo que se reduce la presencia de arrugas", comentaron los responsables del simposio, organizado por la Fundación Ramón Areces.