MADRID 17 Sep. (EUROPA PRESS) -
El 60 por ciento de las aplicaciones movibles relacionadas con el cáncer no distingue entre contenido científico y publicidad, de las que promueven la actividad física sólo un 20 por ciento cuenta con la participación de expertos en su desarrollo, y el 72 por ciento de las apps para padres de neonatos en cuidados intensivos no son adecuadas, según una revisión de estudios del Instituto #SaludsinBulos en colaboración con la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES).
Esta revisión, que se ha presentado con motivo del Decálogo de prácticas recomendadas para promover la divulgación de información veraz con tecnología, en el simposio Hackeando la Sanidad, muestra que "la mayoría de las apps de salud carecen de evidencia", pese a que "la legislación europea establece que las aplicaciones destinadas a diagnóstico o tratamiento deben ser validadas como dispositivos médicos pero muchas eluden ese requisito indicando que son sólo orientativas", ha señalado Carlos Mateos, coordinador de #SaludsinBulos y vicepresidente de AIES.
"Lo cierto es que la información falsa o desactualizada puede inducir a los pacientes a tomar decisiones con graves consecuencias", ha añadido. Por ello, AIES y el Instituto #SaludsinBulos han elaborado el Decálogo de prácticas recomendadas para promover la divulgación de información veraz con tecnología que presentado durante el Simposio, este martes en el Hospital Universitario de La Princesa.
Más de 30 sociedades científicas, entidades y empresas tecnológicas se han adherido a este código de conducta para erradicar la infoxicación en salud. "La ausencia de certificación de las apps de salud y la gran cantidad de oferta en el mercado se ha convertido en un problema. La información errónea e incluso falsa abunda en estos productos que no suelen contar con ningún profesional sanitario para su desarrollo", concluye.
ESTUDIOS PRESENTADOS
Entre los estudio presentado se en cuenta un metaanálisis publicado en Journal of Cancer Education, en el se señala que el 60 por ciento de las apps relacionadas con el cáncer no distingue entre contenido científico y publicidad. En él se concluye que seis de cada diez aplicaciones móviles con contenido sobre cáncer son "pobres e insuficientes" debido a que no distinguen contenido científico y publicidad; y algunas ni siquiera permiten identificar al proveedor.
En cuanto a las aplicaciones más descargadas son las que promueven la actividad física. De éstas sólo un 20% cuenta con la participación de expertos en su desarrollo y ninguna de las apps revisadas tuvieron en cuenta la participación de usuarios durante su desarrollo, según un estudio de la Universidad College de Londres. "La participación de los profesionales de la salud en el desarrollo de aplicaciones en la mayoría de los casos proporcionaría una mejor comprensión de las necesidades del paciente y un contenido más fiable y de mayor calidad", afirma José Miguel Cacho, vocal de AIES.
También hay que tener cuidado con las apps que informan al paciente sobre los resultados de sus pruebas de laboratorio. Así, lo indica un trabajo de la Universidad de Belgrado que denuncia la ausencia casi generalizada de la afiliación de los desarrolladores de las apps y la falta de referencias de las fuentes de información usadas en la app, lo que delataba su pobre calidad de cara al usuario.
Otro de los ámbitos en los que no se cuenta con los profesionales sanitarios es en el de las apps que facilitan la adherencia a los medicamentos. Según un estudio británico que analizó 681 aplicaciones, solo un 13,6% de las mismas contaron con asesoramiento de un profesional sanitario y el dato más alarmante: de todas las apps analizadas únicamente cuatro (1%) basaban su desarrollo en la evidencia científica.
Por último, en situaciones asistenciales de alto componente emocional como es el caso de los neonatos en cuidados intensivos, la revisión que se realizó de las apps para padres con información sobre esta situación encontró que el 72% no eran adecuadas, entre otras cosas por no incluir información sobre las fuentes del contenido o tener información no actualizada.
DECÁLOGO
La primera recomendación es 'Escuchar'. Así, señalan que conocer las necesidades de información de los usuarios. Es necesario conocer a los usuarios destinatarios de la información, sus necesidades y entorno. En todas las iniciativas hay que tener presente los problemas que pretende resolver y los beneficios que se esperan.
'Solucionar', es el segundo consejo y se refiere a la necesidad de adquirir el compromiso de resolver un problema con la información veraz. Investigar la naturaleza de las necesidades de información de los usuarios, cómo las están satisfaciendo actualmente y facilitar información veraz para resolverlas. Tener en cuenta los factores clínicos, prácticos y emocionales que pueden afectar la aceptación, la adopción y el uso continuado.
Le siguen, 'Diseñar', es decir incluir el diseño de la información en el proceso inicial de la solución; 'Contrastar', lo que es utilizar información validada, actualizada y de fuentes científicas; 'Adaptar' o suministrar la información adecuada para cada tipo de usuario y propósito; 'Capacitar', que sería contribuir a la capacitación del usuario para ser autónomo y corresponsable a partir de la información de salud; y 'Validar', en lo que se refiere a la efectividad de la información que se facilita a los usuarios.
En octavo lugar se encuentra 'Trazar', que es tratar de ser responsable en la gestión de los datos. Frecuentemente la información que reciben los usuarios proviene de datos de procesos o investigaciones previas. Es imprescindible tener la responsabilidad de gestionar y trazar adecuadamente la veracidad de esos datos y ser transparente con el usuario respecto a su origen.
En penúltimo lugar 'Asegurar', es decir asegurar la integridad y disponibilidad de la información. Aplicar las normativas necesarias para asegurar que la información y sus datos origen cumplan los criterios de integridad y disponibilidad por los usuarios, tanto en los datos generados en la propia solución como en los datos de integraciones o de terceros.
Finalmente, 'Transparentar', lo que significa ser transparente en los intereses de la información. Transparentar los intereses a la hora de suministrar la información.