MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
El 65 por ciento de los pacientes cardiacos posee una insuficiente información acerca de su enfermedad durante su ingreso hospitalario, ya que hay quienes no saben ni la gravedad de su situación ni los tratamientos que se les van a aplicar, según un estudio publicado en la 'Revista Española de Cardiología' de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
El objetivo del estudio, elaborado por cardiólogos del Hospital Universitario Central de Asturias, era averiguar el grado de conocimiento del paciente cardíaco sobre su enfermedad, mediante la entrevista (encuesta cerrada) a 100 pacientes de la Unidad de Cardiología de este hospital durante su tercer día de ingreso.
Los resultados muestran que el 11 por ciento de los enfermos cardiacos desconoce el motivo de su ingreso y un 19 por ciento no sabe definir en qué servicio hospitalario se encuentra.
Además, hasta el 61 por ciento desconoce el nombre de su médico responsable, el 24 por ciento no sabe indicar qué tipo de cardiopatía padece, hasta un 32 por ciento de los ingresados no es capaz de enumerar las pruebas que se le han realizado y el 29 por ciento no sabe definir qué tipo de tratamiento se aplicaría en su caso.
En cuanto a la gravedad de la enfermedad, el 23 por ciento la desconoce, el 29 por ciento la considera inferior a la real y el 22 por ciento no sabe determinar si su enfermedad será relevante en su pronóstico.
Este desconocimiento es fruto de la "poca implantación de programas hospitalarios" dirigidos a la educación del paciente como recomiendan las guías de práctica clínica, según ha destacado Manuel Barreiro, MIR4 en el HUCA y uno de los autores del estudio.
De hecho, ha aseverado, en España la implantación de estos programas apenas llega al 5 por ciento cuando en Europa es del 60 por ciento y en Estados Unidos del 30 por ciento.
LOS PACIENTES QUIEREN SABER MÁS
Del estudio también se desprende que la mayor parte de los pacientes desean obtener más información. Aquellos pacientes que rechazaron mayor información, presentaron un mayor grado de conocimiento de la enfermedad, excepto en un aspecto tan importante como la modificación de hábitos tras el alta hospitalaria.
Un análisis más pormenorizado de los resultados centra los mayores niveles de desconocimiento en pacientes con edades más elevadas o niveles de estudios más bajos.
De esto se desprende un potencial beneficio de ajustar los programas de educación según las características de cada paciente, defienden los autores.
"En un marco ideal debería haber unos programas de formación al paciente desde el primer momento en el que se detecta la enfermedad, ya que se ha demostrado que mediante la implantación de estos programas se consigue mejorar la calidad de vida de los pacientes, se disminuye el número de rehospitalizaciones y desciende la mortalidad", ha defendido Barreiro.
Sin embargo, este experto entiende que el contexto económico actual está propiciando que el paciente salga de la consulta "sin estar debidamente informado, no sale convencido, no sabe lo que le pasa ni los pasos que tiene que hacer para modificar su pronóstico".