MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las tasas de rechazo a corto plazo tras un trasplante se han reducido en los últimos años de forma "espectacular" y, gracias a las nuevas técnicas de medición de anticuerpos, ya es posible identificar y prevenir a aquellos pacientes que más a largo plazo pueden acabar desarrollando estos problemas.
Así lo ha asegurado el presidente de la Sociedad Española de Trasplante (SET), Manuel Arias, con motivo de la reunión 'Detecta Ac Anti-HLA' que se ha celebrado este jueves en Alcobendas (Madrid) con el aval de la SET y la Sociedad Española de Inmunología (SEI), en colaboración con Astellas Pharma y Rafer.
En ocasiones, según ha explicado este experto, en declaraciones a Europa Press, cuando los pacientes trasplantados entran en contacto con su nuevo órgano desarrollan una respuesta de anticuerpos contra los antígenos HLA, unas moléculas que están las células y son "como una matrícula" de cada individuo.
Dicha respuesta inmune es crucial para la supervivencia del propio injerto y del paciente. "En unos órganos están más definidos los riesgos reales pero, en el caso del riñón, que es donde hay más estudios, se ha demostrado que el 30 por ciento de los pacientes que presentan niveles elevados de estos anticuerpos acaban perdiendo el riñón después de cinco años", explica Arias.
Sin embargo, ha asegurado, cuando estos niveles son más bajos, la pérdida del órgano después de cinco años sólo afecta a menos del 5 por ciento de los pacientes trasplantados.
Por ello, es necesario medir la producción de estos anticuerpos, conocidos como anti-HLA, en los pacientes que van a someterse a un trasplante ya que así "se puede definir su pronóstico después del mismo".
Para ello, la prueba estándar requería células del donante y suero del receptor, lo que dificultaba su aplicación en trasplantes de cadáver. Sin embargo, ahora se están comenzando a utilizar unas nuevas técnicas de determinación de anticuerpos anti-HLA en fase sólida que permiten hacerlo "sin necesidad de células del donante".
"Esta técnica es más sencilla", añade el investigador español Fernando Cosío, que trabaja en la Clínica Mayo de Rochester en Minnesota (Estados Unidos), y, al mismo tiempo, "permite saber en el momento del trasplante quienes son los enfermos que van a desarrollar estos problemas".
De hecho, el doctor Cosío explica como hay ocasiones en que, si los niveles son muy elevados, se pueden prevenir posibles rechazos mediante la no realización del trasplante hasta que no se encuentre un mejor donante.
FALTAN TRATAMIENTOS "EFICACES A LARGO PLAZO"
El problema, según ha advertido este experto, es la falta de tratamientos para disminuir el nivel de anticuerpos "tan eficaces a largo plazo" como los que se utilizan con éxito para los rechazos agudos en las primeras semanas posteriores al trasplante.
"El problema se da cuando los anticuerpos persisten, porque los tratamientos se pueden aplicar durante más de una o dos semanas, pero no durante diez años", reconoce Cosío.
Esto se debe fundamentalmente a que estos tratamientos inmunosupresores para eliminar anticuerpos se realizan mediante cambio plasmático o inmunoabsorción, "similares a la diálisis", añade el doctor Arias.
En ambos casos, se trata de "terapias costosas, complejas y que requieren ser repetitivas, ya que los leucocitos siguen reproduciendo anticuerpos, por lo que crónicamente no son muy aplicables". Asimismo, aunque también hay tratamientos farmacológicos, "de momento no han demostrado ser muy efectivos".
Por ello, concluye Cosío, "mientras que no se desarrolla una terapia que permita una inmunosupresión", el futuro pasa por aplicar los test anti-HLA para "estar más vigilantes con estos pacientes y tratar de prevenir los rechazos".