MADRID 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
El SERMAS tendrá que indemnizar con 100.000 euros a los familiares de un paciente que falleció en el Hospital Infanta Leonor de Madrid sin ser sometido a las pruebas diagnósticas necesarias a pesar de su gravedad, según ha anunciado este lunes la Asociación El Defensor del Paciente.
El paciente, de 48 años de edad, con antecedentes clínicos de intervención por obesidad mórbida en 2006, acudió al Servicio de Urgencias del Hospital Infanta Leonor el día 9 de agosto de 2008 por presentar dificultad respiratoria, dolor torácico, malestar general, vómitos biliosos y diarrea.
Además había experimentado un deterioro de su estado general desde hacía varias semanas con aumento de edemas en extremidades inferiores y dificultad para orinar.
Según este colectivo, durante el ingreso en Urgencias del Hospital Infanta Leonor se constataron alteraciones analíticas que avisaban de una infección severa, por lo que era obligatorio sospechar, dentro del diagnóstico diferencial, una peritonitis difusa y, en consecuencia, realizar TAC abdominal de urgencia y ecografía abdominal, pero no se solicitó y se dejó al paciente en observación en box de Urgencias con sueroterapia y gafas nasales.
A tenor del relato de esta asociación, después de 11 horas de ingreso, el servicio de enfermería avisó por la intensidad y la continua reiteración de los vómitos biliosos y deposiciones líquidas con bajada de tensión arterial, pero la respuesta consistió en aumentar la sueroterapia con intención de elevar la tensión arterial.
Posteriormente, volvieron a avisar por bajada de tensión arterial, fiebre, taquicardia, sudoración y glucemia de 30 miligramos por decilitro. La respuesta consistió, como antes, en intensificar más todavía la aportación de líquidos intravenosos.
15 HORAS DESPUÉS DEL INGRESO
La Asociación El Defensor del Paciente ha explicado también que fue con posterioridad, después de 15 horas desde su ingreso, cuando se decidió consultar con el intensivista de guardia que, una vez valoró al paciente, inmediatamente sospechó de una infección como causante de los síntomas y aconsejó, ahora sí, combatirlo con la medicación adecuada. No obstante, según ha hecho hincapié este colectivo, continuaban sin realizar TAC abdominal ni explorar la evolución de su abdomen.
"Finalmente, estando ingresado en la UCI, sufrió una parada cardiorrespiratoria, siendo trasladado al cuarto de asistolía de Urgencias para realizar maniobras de reanimación avanzada, algo absolutamente inaceptable y no aclarado por el Hospital a pesar de las múltiples explicaciones solicitadas por los familiares que, lógicamente, consideraron desde el primer momento que una UCI, aun tratándose de un Hospital nuevo, debe estar suficientemente dotada para atender este tipo de emergencia sin necesidad de trasladar al paciente a otro lugar, mas aun cuando la pérdida de tiempo en estas circunstancias incide de forma negativa en el pronóstico del paciente", ha explicado la asociación.
Después de todo este episodio y una vez recuperado hemodinámicamente aparecieron "síntomas evidentes de descerebración por la pérdida de tiempo en la reanimación al haber sufrido una hipoxia". Fue entonces cuando se decidió solicitar TAC abdomino-pélvico. "Hasta esta situación clínica dejaron progresar al paciente para decidir la realización de una prueba que debió solicitarse con urgencias desde el mismo momento de su ingreso", ha insistido el colectivo.
No obstante, dicha prueba complementaria no llegó a realizarse pues el paciente perdió la vida cuando eran las 03.30 horas del día 10 de agosto de 2009. Según los resultados de la necropsia realizada por el Hospital falleció de una peritonitis difusa.