MADRID 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
La capacidad de percibir la realidad en tres dimensiones se desarrolla en la corteza cerebral temporal inferior, donde la actividad neuronal en esta región crea una representación del objeto donde se capta además su profundidad, según un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Leuven en Bélgica.
"Si pensamos en nuestro coche habrá varios millones de neuronas en esta zona del cerebro que aumenten su actividad para que sea posible reconocer ese automóvil en concreto", explica a SINC Peter Janssen, autor principal del artículo y uno de los investigadores.
El hallazgo, publicado en la revista 'Neuron', ha sido realizado en primates. "La corteza temporal inferior es responsable del reconocimiento de objetos. Tanto en monos como en humanos, cuando existe una lesión en ella se puede padecer agnosia, la incapacidad para reconocer objetos o estímulos ya aprendidos", aclara Janssen.
Los investigadores estimularon grupos de neuronas en la corteza temporal inferior con pequeñas descargas mientras trataban de decidir si una superficie era cóncava o convexa. "Al observar un balón de fútbol, por ejemplo, inmediatamente sabemos que tiene profundidad, que no es plano sino convexo y con estructura tridimensional", explica.
Los avances aportados por esta investigación podrían aplicarse en tratamientos para pacientes con epilepsia que no responden a la medicación, señalan desde la plataforma de información científica.
"De este modo los neurocirujanos podrían evitar tener que someter a estos enfermos a una lobectomía temporal. Se trata de una intervención en la que se extirpa una zona del cerebro y que puede provocar problemas en el reconocimiento de las tres dimensiones", señalan.
"La evolución ha proporcionado la percepción de profundidad, porque es importante, entre otras cosas, para calcular la distancia que un depredador necesita saltar para alcanzar a una presa", señala, al tiempo que explica que "especies cazadoras como gatos, primates y seres humanos tienen los dos ojos mirando hacia delante. Esto permite que su cerebro pueda calcular las leves diferencias de profundidad entre imágenes de una escena con los dos ojos", informa Janssen.