HUESCA 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
El obispo de Huesca y Jaca, Jesús Sanz, ha calificado la ley de reproducción asistida aprobada en el Congreso como una "OPA hostil contra el hombre". Así lo ha expresado en una carta pastoral en la que comenta que utiliza esta expresión metafórica para poner de manifiesto que "aquí no está en juego el control financiero o la prebenda política, sino la misma vida del hombre".
Sanz critica el "extraño beneplácito" y la "interesada complicidad" del Gobierno que promueve una ley de técnicas de reproducción humana asistida diseñada en nombre del progreso del hombre, pero permitiendo su "aniquilación" en la fase "más necesitada de protección jurídica y física".
Según explica el obispo en su misiva, titulada 'Una 'opa' contra hombre', se trata de producir seres humanos clónicos a los que, además, no se les dejará nacer, "sino que se les quitará la vida utilizándolos como material de ensayo científico a la búsqueda de posibles terapias futuras".
La ley permite estas "gravísimas injusticias" y, además, quiéralo o no, "abre también la puerta a la futura producción de niños clónicos, es decir, a la llamada 'clonación reproductiva'". El prelado abunda al señalar que la ley posibilita la "comercialización, tráfico y uso industrial" de los embriones humanos 'sobrantes' de las prácticas de reproducción "al no establecer restricción alguna para investigar con ellos, ni poner límite a la cantidad que de tales embriones se pueda generar".
Otra de las críticas del obispo a la ley es que se posibilita la producción de los llamados 'bebés-medicamento', o sea, "niños que nacerán con determinados fines terapéuticos, después de que otros hermanos suyos, inapropiados para esos fines, hayan sido seleccionados para la muerte en los primeros días de su existencia", explica.
Jesús Sanz indica también que la ley legaliza igualmente "la fecundación de ovocitos animales con esperma humano, una práctica de consecuencias imprevisibles reprobada en diversos convenios internacionales".
AVANCE DE LA CIENCIA.
El prelado señala que "los cristianos no estamos en contra del avance de la ciencia", como lo demuestra "que abogamos por una línea de investigación a partir de las células madre, en lugar de jugar irresponsablemente a ser dioses". Por eso, "nos parece un disparate manipular el don sagrado de la vida, cuando en nombre de la vida curable se destruye la vida naciente".
En su opinión, "no deja de ser hipócrita que quien dicta leyes para que no se contaminen nuestros pulmones con el humo nocivo del tabaco, proponga otras que asfixian la vida del embrión humano, que nunca será un vulgar material de investigación, sino una persona con todo por vivir, con su dignidad y su destino, como si fuera una cobaya al uso".
"Da miedo pensar el dinero que hay detrás de una ley así --dice Sanz--, en las industrias que se beneficiarían de su desarrollo, y da miedo pensar que sería un guiño más a una progresía paradójicamente tan involucionista para recabar a costa de la vida una ulterior rentabilidad electoral".
Finalmente, Jesús Sanz manifiesta, junto con la denuncia de las "trampas y sus oscuros intereses", su pasión por la vida "desde la no nacida hasta la terminal, y todo cuando en medio se da", cuya "belleza nos ha conmovido en nuestra vivencia de ese Dios y esa Iglesia que están vivos".