MADRID 25 Abr. (EUROPA PRESS) -
Aunque las inyecciones de toxina botulínica A (Botox) fueron aprobadas por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU., para el tratamiento preventivo de las migrañas crónicas; una revisión y análisis de estudios anteriores ha observado un beneficio muy modesto para los pacientes con migrañas crónicas, y dolores de cabeza diarios.
Además, las inyecciones de Botox no se asociaron con un mayor beneficio que el placebo para prevenir la migraña episódica, o los dolores de cabeza crónicos de tipo tensional, según el nuevo artículo, publicado en la revista 'JAMA'.
"Las migrañas y los dolores de cabeza tensionales son comunes. Aunque hasta el 42 por ciento de los adultos experimentan dolores de cabeza de tipo tensional, en algún momento de su vida, la mayoría no busca ayuda médica. Las migrañas son menos frecuentes, con una prevalencia, en todo el mundo, entre un 8 y un 18 por ciento, pero se asocian con una mayor discapacidad.
Las migrañas son responsables de un costo de mil millones de dólares, en gastos médicos, y 16 mil millones de dólares en productividad perdida por año, sólo en Estados Unidos", según la información de respaldo del artículo.
Las inyecciones de toxina botulínica A, se propusieron, por primera vez, como tratamiento del dolor de cabeza, cuando se observó que los pacientes con dolores de cabeza crónicos que recibían inyecciones cosméticas de Botox mostraban mejoras en el dolor de cabeza. Sin embargo, la literatura médica sobre la eficacia del Botox para el dolor de cabeza ha sido desigual.
Jeffrey L. Jackson, del Medical College de Wisconsin, en E.UU., y sus colaboradores, realizaron un meta-análisis para evaluar la asociación de la toxina botulínica tipo A, con la reducción de la frecuencia en los dolores de cabeza, cuando se utiliza para el tratamiento preventivo de la migraña, el dolor tensional, o los dolores de cabeza crónicos diarios en adultos. Para el estudio, los trastornos fueron clasificados como dolores de cabeza episódicos (menos de 15 dolores de cabeza por mes), o crónicos (de 15 a más dolores de cabeza por mes).
Los análisis combinados de los datos, sugieren que la toxina botulínica A se asoció con un menor número de dolores de cabeza por mes, en los pacientes con cefaleas crónicas diarias, y entre los pacientes con migraña crónica. Sin embargo, no se encontró asociación significativa entre el uso de una toxina botulínica y la reducción en el número de migrañas episódicas o dolores crónicos de cabeza de tipo tensional. En comparación con el placebo, la toxina botulínica A se asoció con una mayor frecuencia de ptosis palpebral (caída del párpado superior), firmeza de la piel, parestesias (sensación de picor, u hormigueo), rigidez del cuello, debilidad muscular, y dolor en el cuello.
En los 4 ensayos que compararon la toxina botulínica A, con otras modalidades de tratamiento, la toxina botulínica A no se asoció con una reducción en la frecuencia de las cefaleas, en comparación con el topiramato o la amitriptilina. La toxina botulínica A tampoco se asoció con una reducción en la frecuencia de dolores de cabeza, frente al valproato, en un estudio de pacientes con migraña crónica y episódica. Por otro lado, la toxina botulínica A se asoció con una mayor reducción de la intensidad de la cefalea, que la metilprednisolona, en un solo ensayo con pacientes que sufren crónicos dolores de cabeza de tipo tensional.
Los autores concluyen que el análisis sugiere que la toxina botulínica tipo A puede estar asociada con una mejoría en la frecuencia de la migraña crónica y dolores de cabeza crónicos diarios, pero no con una mejoría en la frecuencia de la migraña episódica, los dolores de cabeza crónicos tensionales, o los dolores de cabeza episódicos. Sin embargo, la asociación de la toxina botulínica tipo A con un beneficio clínico, fue bastante modesta.